miércoles, 29 de octubre de 2008

MACEDÓNICO IMPERIAL 328 a.C. (I)


Es preciso dedicar una entrada a mi primer ejército DBMM.

Libro II

Ejército 15. Alexandrian Imperial.

Dispongo de 400 puntos, pero ya está en fase de expansión y el objetivo es alcanzar 500.

Cuando digo dispongo, es que están pintados. No me gusta poner en la mesa tropas inacabadas.




Las figuras

Empecé a pintarlo hace un año exactamente y está compuesto exclusivamente por miniaturas Xyston. He de reconocer que la elección de este ejército se debió en parte a la calidad de esta marca, pues pintar miniaturas es también uno de mis placeres ocultos.

Como hacía tiempo que no pintaba 15mm, tuve que reciclarme pero creo que ahora he logrado un buen ritmo de trabajo.


Las unidades

Había otra razón que estaba en mi subconsciente y no era evidente el día que lo elegí, pero ahora estoy convencido de que, por mi mentalidad y forma de ser, tenía que ser un ejército regular.

Así pues dispongo de generales regulares, así como el grueso de las tropas. Cuenta con una buena diversidad de unidades, aunque evidentemente el grueso del ejército está formado por las famosas falanges de piqueros y la caballería de los compañeros.

Las unidades no obligatorias de la lista permiten confeccionar ejércitos equilibrados, incluyendo tropas ligeras de élite como los auxiliares tracios y los psilois agrianos, elefantes y otras tropas de apoyo, hoplitas y auxiliares griegos, caballería y light horse.

La principal novedad de la lista de ejército DBMM respecto a la anterior DBM, ha sido que los "compañeros" Kn(F) deben montarse en cuña y se convierten en impetuosos.

También resulta muy interesante la posibilidad de usar falanges experimentales y la guardia persa. Alejandro empezó a organizar estas unidades, aunque nunca llegaron a probarse en batalla. En ellas combinaba 3 filas de piqueros apoyadas por 12 filas de arqueros persas. En el juego se representan por bases dobles de Bw(X).


El manejo

Como lo he acabado hace pocas semanas, debo decir que soy un general macedonio novato y para colmo, los rivales que he tenido hasta la fecha no son precisamente sus enemigos históricos.

El ejército que a día de hoy puedo poner en el campo batalla incluye casi todas las tropas de la lista básica a falta de la caballeria bactriana. Toda esta variedad provoca en parte que la curva de aprendizaje sea alta. Pero personalmente disfruto muchísimo planeando y buscando las muchas posibilidades que ofrece.

Aún no he podido explorarlas como es debido, es decir, jugando.

Pero eso tiene arreglo.







EL DIA DE LA BATALLA


Inauguro la sección de informes de batalla de DBMM con la partida jugada el pasado día 20 de septiembre dentro de la jornada organizada por David Cantó.
Para más detalles de ese magnífico día os remito al blog del Fan de DBMM que podéis encontrar entre mis ALIADOS.

Ese día estrenaba por fin mi ejército macedónico imperial con 400 puntos. Los días anteriores fueron de frenética actividad para que todo estuviese bien acabado.
Mi rival, Xavi, se presentaba con su ejército escocés prefeudal. También tiene su propio blog, la Subcrónica de DBMM.

El relato está escrito en forma de carta, que el general macedonio al mando envía a Alejandro como si de un parte de guerra se tratase.
______________________________________

A mi Rey y Compañero el Gran Alejandro.

Cuando me retiré a mi tienda, lo hice convencido de haber tomado todas las disposiciones posibles.
Aun no sabíamos claramente quienes eran aquellos bárbaros que venían del norte, lo que sí era seguro es que ya habían arrollado a los ilirios y que avanzaban rápido por la costa.

Por ello escogí una posición estrecha, junto al mar, con suaves colinas y terreno rocoso donde apoyar nuestra línea defensiva. Cuando ayer apareció una masa oscura por el horizonte partí personalmente con mi caballería ligera para reconocer al enemigo. Pudimos capturar a uno de sus exploradores, un andrajoso bárbaro, pintado de azul que gritaba en una jerga incomprensible para nuestros traductores. Sólo pudimos recoger una palabra gritada con insistencia y orgullo, algo así como "escot".



Junto al mar, los escotos tenían una profunda masa de hombres armados con picas, aunque no tan largas como nuestras sarissas. En su centro pudimos ver infantería ligera rodeando a una tropa reducida de guerreros que parecían mejor armados y encuadrados. Su caballería se desplegaba hasta el pie de las infranqueables colinas que delimitaban el campo de batalla.

Tras comprobar cuales eran sus fuerzas ordené mi dispositivo. A la izquierda los hoplitas mercenarios y las brigadas de compañeros a pie sobre una suave colina, con los arqueros cretenses cubriendo el flanco hasta las playas. En el centro dispuse a nuestras tropas ligeras de élite: los auxiliares tracios, apoyados por los agrianos. Los elefantes en el terreno abierto entre la suave colina y el roquedo del centro, cubierto por más tracios y los arqueros a caballo escitas. Detrás, la reserva de auxiliares regulares. En la retaguardia y hacia la derecha, las brigadas de los compañeros del Rey y las brigadas ligeras de caballería tracia, cubiertos por el roquedo y un olivar.

Todo estaba listo, el ejército estaba fresco y dispuesto, ansioso de medirse con aquellos bárbaros. Nos fuimos a dormir confiados en la victoria.
La noche era oscura y sin luna.



Acababa de despertarme, de madrugada y preparaba mi armadura para reunirme con mi guardia y hacer una inspección al ejército, cuando un grito de alarma me hizo salir precipitadamente de mi tienda. Un joven guardia corría hacia mí mientras señalaba atrás gritando voces de alarma.
Montamos de inmediato y salimos del campamento hacia la cresta de la colina que dominaba nuestra posición.



Al llegar allí quedé horrorizado. El enemigo casi estaba encima de nuestras posiciones. Los piquetes de avanzada no habían visto nada hasta que comenzó a clarear y ya era demasiado tarde.



Nuestras brigadas de picas se estaban formando a toda prisa para hacer frente a la masa de guerreros que se aproximaba rápidamente de forma oblicua a nuestra línea, eran las tropas de su centro que se habían desplazado silenciosamente, ocultas en la oscuridad.



Llegó un correo informando que la caballería enemiga se estaba infiltrando entre el roquedo y el olivar y que nuestra caballería se estaba poniendo en movimiento para conjurar la amenaza.

Así pues todo el plan de batalla estaba ya desbordado, los piqueros aún no estaban formados y el enemigo estaba a menos de 100 pasos. Decidí ganar tiempo haciendo avanzar la primera línea de picas, pivotándola para alinearse con el enemigo.

Los tracios más cercanos estaban listos, así que los lancé adelante contra el flanco del avance de la tropa de escotos. No había tiempo para más.

Lo que siguió fue muy rápido. Los tracios chocaron con la formación bárbara, que se revolvió con fiereza y los fulminó al instante. Ya teníamos una brecha entre los dos cuerpos del ejército.




Di órdenes para tapar el agujero a la reserva de psilois cretenses y yo mismo decidí acudir personalmente acompañando a mi reserva de auxiliares regulares.
Pero el desastre ya se estaba produciendo entre los piqueros. La primera línea que había avanzado, fue rota y arrollada sin remedio antes de ganar espacio o tiempo para sus compañeros. Esto provocó un desastre entre las filas posteriores que aun estaban acabando de formar, algunos fueron arrastrados por la derrota de la vanguardia, otros lograron formar y actuar como rompeolas.




Aquellos bárbaros vociferantes luchaban como diablos, se infiltraban en las líneas de picas y empujaban con un salvajismo desconocido que provocaba que nuestras apretadas líneas se rompieran y perdieran la cohesión. Nuestros piqueros no están acostumbrados a usar las espadas y con sus pequeños escudos no eran rivales para los guerreros enemigos.
Sin duda para enfrentarse a ellos son necesarias tropas más ligeras, en orden abierto, que puedan absorber el impacto de su carga y combatirles en el cuerpo a cuerpo. O los elefantes, o nuestros caballeros. Pero ya no estaban a tiempo de intervenir.
También estoy convencido que el no haber podido desayunar antes de empezar el combate fue determinante. Cuando los hoplitas y piqueros de la extrema derecha tuvieron en su mano desbaratar la punta de lanza enemiga, el ataque fracasó por completo. ¿Por qué los Sagrados Seises no estaban de nuestro lado? Sin duda por no poder haber realizado las libaciones matutinas en su honor.



Al acompañar la reserva hacia la brecha, el resto de tropas de nuestro centro quedaron sin órdenes y no se movieron durante la batalla, sólo avanzaron los auxiliares tracios y los agrianos que estaban próximos a mí, pero no tuvieron mejor suerte en detener a las tropas ligeras enemigas.

No se puede poner en duda el valor de nuestros soldados a pesar de combatir en tan desfavorables circunstancias. Aunque no lograron detener al enemigo, ciertamente le causaron terribles bajas que estimo en la mitad de su fuerza de guerreros de élite, pero no fue suficiente.

Finalmente la terrible hemorragia de nuestras brigadas de piqueros llevó al mando de la derecha al colapso, varias unidades comenzaron una rápida retirada, apenas unas pocas obedecieron las órdenes de resistir la marea enemiga.



¡Estaba al borde de la derrota total y el enemigo apenas había empleado la mitad de sus tropas!

Los mensajeros me informaron de que la caballería de los compañeros había detenido y rechazado a la caballería enemiga, quizás tuviese alguna oportunidad aún de enderezar el combate.



Pero fueron vanas esperanzas, poco después supe que al perseguir al enemigo habíamos sufrido un revés, leve pero suficiente para desbaratar cualquier posibilidad de recibir ayuda de la caballería.

Estaba a punto de ordenar la retirada general cuando...

¡Sonó la campana del rancho! Saludé amigablemente a mi bárbaro rival y nos fuimos alegremente junto al resto de compañeros para comer y compartir emociones y experiencias.

martes, 28 de octubre de 2008

PRESENTACIÓN

Este es el blog de un aficionado a la historia militar y de un reciente jugador de DBMM.

Reconozco que hay algo de friki en todo ello, así pues colecciono libros, películas y por proximidad, bandas sonoras, miniaturas, etc, incluso algún sello.

A lo largo de años, aunque de forma inconstante, he dedicado tiempo a las maquetas y al pintado de miniaturas. Pero ha sido desde el verano del 2007, al descubrir el DBMM, cuando he renovado mi afición a pintar.

La idea de empezar este blog nace de un “empujoncito” de mi maestro en el DBMM, David, alias “landmeister”, cuando tras leer alguno de mis informes de batalla me anima a publicarlos de esta forma.
Así pues lo considero mi padrino en esta nueva lid.

Compartiré mi ejército actual y mis proyectos para los futuros, su pintado y su creación.
También mi batallas, mis derrotas y espero que alguna victoria.
Y sobre todo espero hacer comunidad con los nuevos compañeros y amigos que estoy haciendo gracias a este nuestro hobby.
_________________________________

Pero como no sólo vivo de DBMM, también pienso compartir con quien desee leerme otras historias de guerra.
No soy ni historiador ni escritor. Y no pretendo hacer una página divulgativa de historia, pues ya hay blogs magníficos y enciclopedias virtuales para ello.

Mi pequeño objetivo es recoger y guardar aquí otras historias de guerra, pequeñas y grandes, aquellas que no suelen aparecer en las “Historias de las grandes batallas y civilizaciones”.

Batallas perdidas en el olvido o detalles olvidados de las famosas.
Historias de los hombres que han visto la guerra cara a cara.

No puedo evitar hacer un homenaje a dos personas muy cercanas a mí. Porque ellos sí la vieron y vivieron.

Recuerdo a mi abuelo Virgilio. Tenía unos ojos muy claros que, según la luz, brillaban de color azul cielo o gris claro.
Recuerdo su mirada fija y perdida cuando siendo yo niño le preguntaba si había estado en la guerra.
Él se callaba. Nunca contaba batallitas. Sólo callaba y permanecía con la mirada en el vacío mientras los recuerdos acudían a su memoria.

Sólo en una ocasión, cierto día que él, yo y la borrica, hacíamos una excursión al monte, me contó algunas cosas. Aquello fue una especie de legado íntimo y personal.

En otra ocasión, mi abuela me llevó casi en secreto a su habitación y me dio una cajita de latón redonda, muy antigua, de aquellas de pastillas para la tos. Cuando la abrí, envuelta en algodón, encontré una vieja brújula. Mi abuela me la regaló y me explicó que era la brújula que el abuelo llevó cuando la guerra, con la que volvió a casa cuando todo acabó.

También quiero recordar aquí a mi suegro Llorenç. Él formó parte de la quinta del biberón. Fue llamado a filas con 16 años y enviado a la batalla del Ebro para ver como la República perdía sus esperanzas. No llegó a pegar ni un tiro. Simplemente vivió la terrible retirada por la ruta de los Pirineos para acabar pasando varios meses en uno de los campos de refugiados en Francia, en Saint Cyprien, donde el tifus hacía crecer cruces de madera en las arenas de la playa.

Llorenç casi nunca empezaba a contar sus experiencias y si lo hacía, nunca podía acabar. Porque se le formaba un nudo en la garganta y los ojos se le inundaban mientras miraban dentro de recuerdos que no podía borrar.
Sé que fue el único superviviente de su sección.

Ellos son de los que vieron. Y de los que, como muchos otros, se callaban mientras otros hablaban de la guerra con ligereza.

Por ello nunca miraré a la guerra sin el debido respeto.
Intentaré hacerlo desde esa extraña fascinación que la guerra y la vida militar siempre han ejercido sobre muchos jóvenes (ahora pasada de moda, incluso mal vista) y que en mi caso y con el tiempo, se ha convertido en la afición apasionada por su estudio y el deseo de saber porqué, más que el qué o el cuándo.
__________________________________________

Y para finalizar,

la cabecera con la imagen del portaestandarte de mis piqueros macedónicos, en la tradición de los portaestandartes de todos los tiempos, soldados jóvenes, orgullosos de sus tradiciones y fieles a sus camaradas.

Que sueñan con llegar a ser soldados viejos.

En avant! Vive l'Empereur!