sábado, 27 de diciembre de 2008

NIKÉ!

Krónicas Philemonianas II.

Batalla DBMM 300, librada el 20 de diciembre en Alpha Ares.
Se enfrenta mi Macedonio Imperial (II.15) vs la Condotta Italiana de Josep (IV.61)
Un día soleado de primavera, perfecto para la batalla.
Antes de entregar la pluma a nuestro amigo Philemon para que nos cuente en su krónica cómo vivió la batalla, quiero hacer mi pequeño análisis de lo que fue un claro ejemplo del “modo occidental” de hacer la guerra.
Planes y despliegue
La batalla se presentaba muy interesante, por fin podría medirme con un ejército enemigo de características semejantes a las del mío. Un rival “occidental”, regular, disciplinado y muy duro. El tamaño de los ejércitos iba a ser muy parecido y, a pesar de los 17 siglos de distancia, la única diferencia clave entre los dos sería la presencia de los elefantes macedonios. Mis falangitas bien podrían ser piqueros suizos y la caballería de los Compañeros, unos Kn sin el blindaje de los italianos.
Yo me esperaba una gran masa de Kn(O), un mando de infantería basado en Bw(X) y otra fuerza de LH. Mi tropa debía tener evidentemente una fuerza de picas a la que reforcé con unos hoplitas Sp y los agrianos Ps(S). Organicé un pequeño mando de caballería ligera y un mando de choque con 5 Kn(F) y 3 Ele. Decidí incluir el máximo de Elefantes con la idea de que podrían pegar duro a los caballeros italianos ya que mis Kn(F) serían ligeramente inferiores a sus rivales.

Imaginaba la batalla en un frente estrecho, con las masas de Kn enfrentándose mientras las infanterías se bloqueaban mutuamente.El despliegue del terreno acabó provocando un campo de batalla dividido y mucho más estrecho de lo esperado, lo cual condicionó mucho el despliegue italiano que además iba a usar un campo atrincherado. Mi sorpresa fue comprobar que la condotta se presentaba a la batalla con menos Kn de los esperados y con mucha LH.

Ambos desplegamos con prudencia, muy retrasados y, en mi opinión, la presencia del campo atrincherado resultó más una barrera para sus defensores que para mí.
El escenario estaba preparado para un enfrentamiento letal, caballería pesada y ligera contra picas, elefantes y mis propios compañeros. Pero existía un desequilibrio fundamental, iba a concentrar 2/3 de mis fuerzas contra la 1/2 del enemigo.




Iba a ser una batalla rápida y directa. Un choque brutal en el que el primero en ceder quizás no tendría ocasión de rehacerse.

Éste es el mapa general de los movimientos de la batalla.




La Krónica de Philemon
"El sol ya estaba alto en el cielo y los cuervos planeaban sobre los olivares presintiendo la matanza. Hacía dos días que estábamos allí plantados y los fiambres de algunos escaramuzadores se hinchaban al sol plagados de moscas.
¡Qué tierra aquella Italia! Nos la habían vendido como el paraíso y llevábamos seis meses jugando al ratón y al gato entre montañas, olivares y viñedos. Aquellos italianos, forrados de acero, sólo combatían cuando les sonaba la bolsa.

Pero por fin estaban allí. Una pequeña llanura, de pasto verde y los malditos olivares. Apenas podíamos desplegar la falange. Lo elefantes formaban en columna a nuestro lado y los escitas e hipakontistas se escondían entre los olivos.

Al fondo se veían las trincheras italianas, las puntas relucientes de lanzas, los grandes escudos o pavessi creo que los llaman y un carromato con una cruz gigantesca que no imaginábamos para qué podía servir. Los exploradores habían informado de que también tenían un artilugio extraño y amenazador y hornos que fundían bolas de hierro.

No nos apetecía acercarnos a aquellas trincheras.



Por la izquierda, desde un pequeño valle encajonado aparecieron dos columnas de caballería enemiga. Unos iban cargados de armaduras de acero gris y llevaban plumas que hasta a nuestros hoplitas parecieron enormes. Incluso sus caballos destellaban con el metal que llevaban encima. Eran unos caballos magníficos, enormes y fuertes para soportar todo ese peso. Se movían pesadamente, directamente hacia nosotros.

No era cuestión de hacerse esperar y Ptolomeo, nuestro general, dio la señal de avance general, agité mi estandarte y mis colegas respondieron desde sus posiciones. Las falanges de picas avanzaron a toda marcha manteniéndose pegadas al olivar de su izquierda. Los hoplitas quedaron atrás cuidando el campamento y nosotros avanzamos en dos columnas, apuntando al enemigo. Tan pronto pasaron las picas, la caballería ligera galopó hacia la derecha para evitar que una salida desde el campo atrincherado nos fastidiase el postre.



Todos convergíamos hacia el mismo punto y apenas podíamos desplegar. Además, al avanzar nos dimos cuenta que nos acercábamos peligrosamente a las trincheras enemigas, si salían de allí nos darían un disgusto. Ptolomeo ordenó que dos brigadas de compañeros saliesen de la formación y observasen la derecha. Realmente teníamos la sensación de meternos en una boca de lobo.

Pero no hubo tiempo de pensar mucho, en aquel instante empezó el cántico de ataque de la falange, marcando rítmicamente A-LE-XAN-DROS-A-LE-XAN-DROS, bajaron las picas y se lanzaron hacia las filas de caballeros pesados italianos para acabar con un sonoro NIKE!! cuando las primeras picas chocaron con el metal enemigo.



El espacio era tan reducido que la falange de hipaspistas quedó atrás para dejar espacio a los elefantes. Los dos de cabeza, Indo y Rhodo, se lanzaron contra el extremo de la línea de caballeros.

La batalla fue muy rápida y confusa. Los caballeros cayeron aplastados por los elefantes pero en cambio resistieron inexplicablemente a las picas. La línea se rompió avanzando y retrocediendo como una ola. Perdimos una brigada de piqueros. Nosotros seguíamos avanzando hacia la caballería ligera enemiga pero no pudimos impedir que su primera brigada alcanzase a Indo, nuestro elefante de cabeza. Recuerdo que en aquel momento me giré para mirar por encima del hombro. Quedé aterrado, el gran carromato estaba casi en nuestra retaguardia y una columna de caballería enemiga y psilois estaban en nuestro flanco, sólo las dos brigadas de compañeros nos protegían.

Por fin cargamos de frente a la LH enemiga y dividimos su columna. Indo resistió la carga de la LH, contraatacó y la derrotó, fue un momento grave, por fin la suerte nos acompañaba. También una de las falanges pudo por fin doblegar una unidad de Kn enemiga.



Pero el clímax de de la batalla estaba por llegar. Tuve un último momento para volver a mirar atrás. Nuestras brigadas habían frenado la caballería enemiga y una humilde brigada escita había detenido a su vez al carromato. Según me contaron después, ¡la peste horrorosa de aquellos montañeses salvajes había espantado al tiro de caballos italiano! Vivir para ver.

En aquel preciso instante se produjo el choque final. Los condottieri lanzaron un ataque casi desesperado. Toda su caballería avanzó sobre nuestras picas, su LH atacó de frente y flanco a nuestra brigada de cabeza, la de los tracios, y a la que iba delante de nosotros. Pero el general enemigo, al que distinguíamos por sus enormes plumas, se lanzó valerosamente sobre Indo. Era muy peligroso para el italiano, pero también para nosotros. La posición de Indo era muy mala, no podía retroceder y si perdía el combate podía ser catastrófico.



En unos minutos de brutal combate nuestra brigada de tracios fue aniquilada y otra unidad de piqueros también cayó bajo los caballeros enemigos.

Pero a pesar de todo, la diosa de las batallas nos sonreía, justo ante mí, pude ver como la segunda brigada de compañeros derrotaba a la LH enemiga y a mi izquierda observé como el general enemigo era golpeado por la trompa y caía bajo las poderosas patas de Indo.



Un clamor brotó por encima del estruendo de la batalla y toda la línea enemiga se detuvo. Indo avanzaba por la retaguardia de los caballeros que titubeaban. Casi simultáneamente el estremecimiento se extendió a la caballería ligera que teníamos al frente, cuyas monturas caracolearon nerviosas.

Nos disponíamos a devolver la carga con intención de aniquilarlos cuando apareció al galope un jinete solitario que se dirigió directamente a nosotros con gesto de paz. Ptolomeo alzó la mano para que se le permitiese acercarse y ante nuestra estupefacción nos saludó noblemente. No tenía sentido seguir derramando sangre y pedían condiciones para poder retirar el ejército.

Un gran rival estos condottieri. Nobles y civilizados. Sin duda habríamos de volver a pelear otro día, pero esa será otra historia."

Hasta aquí el relato de Philemon.
Efectivamente la batalla se resolvió en con un combate letal y decisivo. Para el mando central enemigo la pérdida de 2 Kn y de su CinC resultó fatal, rompiéndose automáticamente. La desmoralización de la derrota se extendió a sus vecinos de la caballería ligera que ya acumulaban dos bajas. Al sumarles la pérdida de +2ME para ese turno, se rompieron también lo que llevó a la derrota total italiana.

El combate entre Indo y el general condottiero fue decisivo (con ratios de +4 para ambos), si Indo hubiese muerto, habría matado a los Kn y al propio Ptolomeo que estaban en su zona de muerte y habría sido mi mando el roto. Hacía falta una combinación de dados de 1 y 6, pero en esta batalla ya había padecido esa suerte una vez y el cupo debía estar lleno.

Indo se ganó su condecoración.



Para finalizar, creo que tanto Josep como yo aprendimos mucho en esta batalla y que aunque sufrimos una gran tensión de combate también la disfrutamos enormemente.
Fue una gran batalla contra un gran caballero.

miércoles, 17 de diciembre de 2008

SPQR 2009

Las legiones de Roma son infinitas.

Antes que nada, ésta será la última entrada antes de Navidad, así pues Felices Pascuas. Pero antes de Noche Vieja despediré el año con la entrada final del 2008.

Ya es hora de ir haciendo los tres propósitos para el próximo año, el primero es jugar más y el segundo es que trabajaré en mi segundo ejército DBMM, con el objetivo de tenerlo listo para el segundo Games Day de DBMM allá por el mes de septiembre.
Como el sagaz lector ya habrá adivinado a estas alturas, será un ejército romano.

Concretamente el ejército Libro II. 49. Marian Roman. 105 BC - 25 BC.
Son sólo 80 años, pero ¡qué 80 años compañeros!

Tiempo habrá de hablar del ejército romano y de ésta época en particular, pero hoy al menos debo compartir con vosotros las razones de mi elección.
Siendo como soy aficionado desde siempre a la historia militar, en las listas del DBMM me encuentro con una enorme cantidad de ejércitos que me gustaría poseer, pintar, dirigir…, eso sí, en mi caso, debe ser un ejército regular. (yo soy así)
Me he dejado llevar un poco por instinto para después buscar las ideas racionales que me ayudaran a confirmar lo que me pedía el cuerpo.

Y el instinto me decía Roma. Ya era la primera opción antes del macedonio, pero diversas razones me hicieron desistir.
¿Por qué Roma? Tengo que escarbar en espacios recónditos de mi memoria para encontrar las primeras imágenes de soldados romanos, creo que era un libro de latín que cayó en mis manos cuando tenía muy pocos años. Me dedicaba a copiar los dibujos y leer historias como la de las ocas del Capitolio. Después hubo un cómic de la vida de César que releí mil veces y tampoco puedo olvidar la aventura de Astérix en Bélgica, cuando en el cameo que hace de la batalla de Waterloo, aparece Julio al frente de una legión y en dos viñetas lo explica todo: "De un lado está Roma, del otro está la exuberancia". Yo me quedo con Roma. Me gustaban aquellos "locos romanos" que recibían mamporros hasta en las calligae.

También disfruté mucho cuando en clase traducíamos los Comentarios de César sobre la guerra de las Galias. En fin, adoro a la LEG X.


Las razones prácticas serían que se pueden encontrar fácilmente las miniaturas necesarias sin recurrir a los envíos por correo. Ya tengo las primeras de Corvus Belli, si bien en algunos aspectos su colección se queda corta. Pero resulta que Fantassin/warmodelling está sacando al mercado nuevas minis de antigüedad y, aunque las de los ejércitos cesarianos aún no han salido, algunas que ya están a la venta me servirán, especialmente caballería y generales. De momento tengo un pedido hecho para ver cómo son.

Otro aspecto importante es que podré incluir tropas ligeras y caballería hispana de Corvus Belli, porque me hace ilusión.

Además (y esta es muy buena) casi todas las unidades de Lh, Cv, Ax y Ps, tracias, griegas, cretenses, etc., incluso el elefante africano y una artillería “requisada”, las tengo ya dispuestas, pues las tengo para los macedonios por lo que parto con más de 150 puntos acabados.

Como este último factor me permitirá disponer de más tiempo, el tercer propósito para el 2009, es preparar algo de escenografía que vaya más allá de las cartulinas de colores.
Por si fuera poco, el ejército romano debe disponer de unas cuantas fortificaciones temporales TF que me gustaría hacer con un poquito de cara y ojos.

De momento he comenzado con un puente de plástico para belén, adquirido en una tienda de chinos por unos módicos 75 céntimos. Como no daba los 4 cm. de anchura por apenas milímetros, he cortado las barandas y las he vuelto a fundir en los laterales. Tema resuelto, ahora sólo pintarlo.


De momento esto es todo. Felices Fiestas a todos, nos encontramos en fin de año para la última entrada del 2008.

jueves, 11 de diciembre de 2008

LA REVOLUCION MILITAR MACEDONIA

En el siglo V a.C., el Mediterráneo oriental había visto el choque cultural entre el oriente persa y el occidente griego. Se habían enfrentado dos modos radicalmente diferentes de hacer la guerra. El modo oriental, estratégicamente muy avanzado, tácticamente basado en la elusión, el movimiento, el combate a distancia, la dilación y el sesgo. Y el nuevo modo occidental, que había olvidado los patrones primitivos del ritual bélico para convertirse en una lucha de ejércitos de ciudadanos “iguales”, pesadamente armados, diseñados para combatir cuerpo a cuerpo en apretadas filas, en choques brutales y sangrientos con el objetivo de obtener una decisión rápida, fuese la victoria o la derrota.

Tras la victoria griega sobre Persia, se produjo la “guerra civil” griega en forma de las guerras del Peloponeso. Aquí, el nuevo modo occidental se enfrentó a sí mismo de forma letal, como nunca antes lo había hecho y comprobó que era incapaz de lograr la decisión que tanto ansiaba. Se empezó a comprender que era necesario complementar las pesadas falanges de hoplitas con otras tropas más ligeras y móviles.
En Esfacteria (425 a.C.), una fuerza de hoplitas espartanos había sido obligada a rendirse tras el largo acoso de humildes peltastas y psilois. Un superviviente, interrogado por el deshonor de su rendición, contestó agriamente que las flechas no conocían el honor y no elegían los hombres a los que derribar. Pero soplaban otros vientos y el honor ya no lo era todo en la guerra. En el 395 a.C. en la guerra de Corinto, otra mora espartana sufrió destino semejante.

Comenzó un proceso de aprendizaje y experimentación de nuevas técnicas, mucha información llegó por la vía de la famosa expedición de los mercenarios hoplitas al servicio de Ciro el joven. Tanto en el viaje de ida hasta el lejano campo de batalla de Cunaxa (401 a.C), en las puertas de Babilonia, como en el largo retorno (la Anábasis de Jenofonte), se aprendió del sistema logístico persa, su sistema de carreteras, del uso de las tropas ligeras, etc.

Pero tras el interludio tebano, surgió en Grecia un nuevo poder. La Macedonia de Filipo y Alejandro, armada con un nuevo ejército, de diseño revolucionario, que tomaba lo mejor de oriente y de occidente.
Sin entrar en los detalles de su composición, deseo trazar las líneas maestras y las razones que hicieron que aquella fuese una verdadera revolución militar.

El ejército macedonio integraba la infantería pesada y ligera, escaramuzadores y caballería pesada y ligera. Disponía de los procedimientos logísticos para apoyar esta fuerza lejos de sus bases y además contaba con un cuerpo de ingenieros militares con conocimientos del arte del asedio como nunca antes.
Filipo fue capaz de adoptar las nuevas técnicas porque Macedonia, siempre había estado apartada de la cultura militar hoplita y por ello no tenía las resistencias al cambio que existían en el sur. El nuevo estilo se inspiró mucho en Persia, pero con la base griega y macedonia, beneficiándose de las ventajas de la infantería pesada pero subordinándolas a un papel efectivo como un arma más en una fuerza táctica integrada.

El arma fundamental del ejército macedonio era la caballería y no las falanges de piqueros como podría presumirse. De hecho la caballería tenía en macedonia una larga tradición superior a la de la falange de hoplitas. La caballería pesada era una élite formada por la aristocracia, los Compañeros del rey. Formaban en cuña, con largas sarisas de 2,70 m. Estas lanzas tenían doble punta lo que les confería gran flexibilidad de uso.
Entre la caballería pesada también estaban los tesalios, que combatían en rombo. Eran la fuerza de choque, el martillo para golpear y lograr la decisión en la batalla.

Filipo usó también caballería ligera, armada de jabalinas, en tareas de reconocimiento, acciones de vanguardia y escaramuza. Con ella, dispuso de un servicio de exploradores para la inteligencia táctica.

La mayor innovación táctica para la infantería pesada fue la adopción de la falange macedonia. Armada con la larga sarisa de infantería. Formada en sintagmas de 256 hombres, 16 filas por 16 columnas, doblando la profundidad tradicional de la falange de hoplitas. Cuando bajaban las picas para entrar en acción las puntas de la quinta fila salían por delante de la primera de soldados.
No se esperaba que los falangitas macedonios ganasen la batalla, ellos eran el yunque, su misión era ir al encuentro del enemigo y fijar su línea, mientras caballería y los infantes ligeros la envolvían para derrotarla.
La falange no era una formación tan rígida como podría esperarse. Filipo la sometió a un entrenamiento intensivo que la permitía maniobrar, girar en arco, doblar el frente o estrecharlo en una rápida maniobra.
Además eran capaces de abandonar la pica para adoptar otras formaciones y luchar con armas ligeras, en asedios o en la guerra de montaña.

En el ejército macedonio tenían un papel muy importante los escaramuzadores y la infantería ligera. Psilois y peltastas, para entendernos. Arqueros y honderos por un lado. Lanceros ligeros o jabalineros por otro. Éstos últimos podían cerrar filas y aguantar a los hoplitas en terreno difícil o a la caballería. A veces apoyaba a la caballería propia para aprovechar los huecos en la línea enemiga. También fueron muy empleados en la guerra de asedio.

Para acabar esta breve incursión hay que remarcar tres factores más que caracterizaron el ejército macedonio de Filipo y Alejandro.
En primer lugar la instrucción. Filipo fue riguroso con la disciplina y la profesionalidad y organizó un sistema de rutinas y ejercicios constantes. Por ejemplo mediante marchas de 300 estadios (60 Km) con armas, equipo completo y provisiones.
En segundo lugar Filipo organizó un verdadero servicio de inteligencia y de contrainteligencia, tanto a nivel estratégico como táctico. Los exploradores de caballería avanzaban como descubierta del ejército en marcha, algo que hoy puede parecernos obvio, pero que era novedoso en la época.
Por último y no menos importante fue la logística. Filipo adoptó las lecciones persas, que habían permitido llevar al enorme ejercito de Jerjes hasta Atenas, pero además las mejoró, dotando a su ejército de un factor nuevo: la velocidad. Lo logró eliminando gran parte de los sirvientes y de los carros, obligando a que cada soldado cargase con todo su equipo y parte de suministros. Aligeró el tren de bagajes y permitió además mantener jornadas de marcha de 20 a 25 Km de media, lo cual era impensable en aquella época. Era un nuevo concepto, una auténtica blitzkrieg.
__________________________________________
Filipo dejó atrás los antiguos conceptos del honor del hoplita y otras viejas costumbres de la guerra griega, se quedó con lo mejor de occidente y lo fusionó con la larga experiencia oriental de la guerra.
Y preparó un ejército para conquistar el mundo.
__________________________________________
Esta entrada está basada en las siguientes fuentes
Los orígenes de la guerra, Arther Ferrill
Historia de la guerra, John Keegan
Matanza y cultura, Victor Davis Hanson

martes, 2 de diciembre de 2008

PINTAR O MORIR

Quest: ¿A qué película hago un guiño con el título de la entrada?

Cómo pintar un ejercito tamaño DBMM sin dejar de ver a tu familia.
Quae est domestica sede iucundior?
No pretendo hoy hacer una filosofada pues eso pertenece al ámbito de nuestro noble camarada Xavi en su blog. Simplemente deseo contaros mi propia experiencia al crear mi macedónico imperial. Hito logrado gracias a mi espíritu eminentemente pragmático.

Aprovechando la coyuntura podréis ver algunas foticos de mi mecánica de trabajo. Ésta es muy simple, pintar, pintar y pintar. Me la recomendó hace meses el maestro David. Y, aunque duele un poco al principio, cuando te acostumbras se digiere mejor.

El plan.
Hay que ordenar bien las tareas, planificar los objetivos y sobre todo ser flexible.
Planificación: diseño del ejército, las unidades mínimas, posibilidades alternativas, las fases de expansión para crecer equilibradamente y sobre todo un plan de trabajo realista con pequeños objetivos reales a corto plazo.
Logística: no nos puede faltar material ni minis, no es necesario comprarlo todo de golpe, yo prefiero hacerlo siguiendo el plan de fases de crecimiento.

Como ayuda para planificar y a la vez elevar mi moral, usé el excel para el cálculo de listas. La distribución de los mandos la usaba para señalar las fases: como mando A, las bases pintadas; como mando B, las compradas; como C las previstas; incluso como D, las de largo plazo. De esta forma veía crecer el ejército y tenía el plan maestro ante mis ojos.
Además podía variarlo con libertad absoluta sin perder de vista nada, si tienes un plan lo puedes cambiar en tanto no signifique tirar a la basura lo ya logrado.

La experiencia de crear el macedónico fue dura a veces, pues partí de la lista DBM cuando aún no sabía jugar. En mi ignorancia y sobre la marcha, intenté pintar para crear tropas que me sirvieran tanto para el macedónico inicial como para el imperial y cuando apareció la del DBMM, definitivamente me decanté por completar la segunda.
El proyecto 2009, ya lo tengo muy trabajado y aprovecharé la experiencia del 2008.

El tiempo.
Breve et irreparabile tempus omnibus est vitae.
Evidentemente es un hobby para el tiempo libre, por ello queda siempre por debajo de otras obligaciones.
¿De dónde se saca tiempo? ¿Cuantas cosas inútiles hacemos al día? Básicamente diría dos: ver la tele y dormir.
Como durante la semana laboral a mediodía estoy en la oficina, no puedo pintar, pero ese no es tiempo perdido, pues lo ocupo preparando este blog.

¿Cómo no abandonar las obligaciones familiares?
Pues permaneciendo en su compañía. Mi equipo de pintura es bastante portátil, de forma que me puedo instalar en la cocina o en el salón en dos minutos y dedicarme a lo mío mientras escucho la tele, converso o simplemente digo “Si cariño”, mientras me esfuerzo en pintar el broche de las capas de los “Compañeros”.

Si un día llego pronto del trabajo y dispongo de 15 o 30 minutillos los dedico a tareas rutinarias, como limpiar las minis o imprimar.
Prescindir del sueño es algo posible si se hace sin excesos. Además adelgaza. Si te levantas de la cama de madrugada, siempre es mejor pintar un rato que abrir la nevera. Ir a la cama con tu pareja y dejarla en brazos de morfeo antes de levantarte para pintar un ratito más es muy productivo y evita las quejas conyugales.

Como mi otro hobby es la lectura y no he querido reducir mi dedicación a ello, he limitado las horas de pintura a 4-6 por semana, lo que me permite avanzar de forma visible pero sin agobios.

La moral.
El factor moral es importantísimo. Como dijo el Emperador, “la moral es a lo físico, como tres a uno”.
Reconozco que este año he pasado etapas duras antes de lograr un ritmo de trabajo y la técnica que me permitiese alcanzar resultados satisfactorios y a veces he pasado semanas sin avanzar. Jugar con lo que tenía era básico. Nada mejor que una batallita para volver a casa deseando reforzar las unidades con nuevas tropas.
El empujón definitivo me lo dio David cuando nos avisó de que para septiembre preparaba un “DBMM Day”. Era un objetivo claro y fijado, debía tener mis 400 puntos para entonces sin falta. Incluso durante las dos semanas que estuve de vacaciones me llevé un kit básico de pintura para avanzar en lo posible. Y lo logré.

La técnica.
Yo apenas había pintado alguna figura de 15mm, mi “Erwin” de FOW y algunas 1/72 hace mucho tiempo. En los últimos años había pintado de forma esporádica un ejército Imperial para WH, que algún día os mostraré.
Tuve que reciclarme por completo, ensayar nuevas cosas y olvidar otras para obtener resultados. Sólo soy un aficionado que pinta a ratos, no puedo soñar en acabar un ejército DBMM en 2-3 meses, tengo que plantearme plazos largos e intentar ser más rápido que pintando 28mm. Finalmente he logrado una media de 2 horas por base.
Lo que más me fastidia es trabajar las bases propiamente dichas, reconozco que no tengo paciencia suficiente para esa escenografía y a la vez veo con sana envidia algunos trabajos excepcionales.
Tras el DBMM Day, he dedicado algunas horas a retocar mis bases después que un compañero con buena fe me comentase que mi ejército parecía combatir sobre un campo de fútbol. Creo que las he mejorado un poco.

A las minis, como predominaban colores vivos y bronces, les daba capa base marrón oscuro. Lo leí en otro blog y me gustó. Da un perfilado suave, menos rígido que el negro. Casi he olvidado el pincel seco a favor de hacer dos o tres capas de color, aclarando y reduciendo contornos, esto me ha funcionado especialmente en los caballos. Y finalmente, tampoco he querido olvidar algunos pequeños detalles que dan una nota de color y alegría a la figura.
Yo las tengo en vitrinas y disfruto mirándolas y revisándolas con una reverencia que tiene mucho de narcisista.













jueves, 27 de noviembre de 2008

Bw(X) en dos pasos

En la lista del macedónico imperial existe una pequeña “rareza”. Se trata de la falange experimental con la que, según indica la descripción de la lista, experimentaba Alejandro poco antes dejar de ser un dios viviente.

Es la única posibilidad que tiene este ejército, que por definición es de armas combinadas, de disponer de tropas de tiro, si excluimos la pequeña aportación de la artillería.

Se trata de las Bw(X), una combinación de picas y arqueros o jabalineros que permite una doble función: combatir a distancia como arqueros (Bw) con apoyo al disparo por la fila trasera y en combate cuerpo a cuerpo como lanceros (Sp) también apoyados por fila trasera de lanzas. Estas tropas las volvemos a veer en otras listas como los bizantinos y también en los condottieri y borgoñones del siglo XV.

A raíz de los comentarios en el foro de Jonovi y Ricardo, que disponen de estas tropas para sus ejércitos, pensé en hacer algo sencillo que no me representase el esfuerzo de pintar nuevas Pk.

En la lista II.15 existen dos posibilidades para usar tales tropas, la primera sustituyendo hasta ¾ de los hipaspistas por la guardia persa y la segunda utilizando TODOS los falangitas.
Como de momento las probaré de forma experimental, he decidido crear la guardia persa, lo que me permite tener hasta 6 de estas Bw(X), una pequeña y bonita línea de batalla. Además, estas unidades de la guardia tienen el elemento posterior de Bw(S), lo que deja su coste total en 7+4 puntos, en equilibrio entre los 12 que costarían 2 Bw(S) y los 10 de dos Sp(O).

Hace un par de semanas, mientras husmeaba en mi tienda proveedora, mi mirada se posó en unas bolsitas con bases para DBx. ¡Alerta! Eran metálicas. Sin dudarlo me compré una con 10 bases 40x40mm.

Al llegar a casa, me fui directamente a la vitrina saqué unas picas, unos auxiliares con jabalina y psilois arqueros. Como mis bases están todas imantadas, el resultado fue rápido y excelente.
De esta forma mis hipaspistas se convierten en fabulosos Bw(X) de "quita y pon".

VOILA!




Bien, el siguiente paso será pintar los arqueros.

Siguiendo mi política de ahorro de esfuerzos, los arqueros me deben servir también para el proyecto del 2009, el ejército romano de la lista II.49 "tras las reformas de Mario".
Y una de sus variantes, en Asia, la alianza entre Casio y Bruto, permite hasta 8 Irr Bw(O).

Sol lucet omnibus

viernes, 21 de noviembre de 2008

Krónicas Philemonianas. I

Combate DBMM200 librado en el Club Tessen el día 15 de Nov.

Prefacio
En esta ocasión dos aprendices del Tessen de Gavá nos atrevimos por fin a librar una batalla sin la tutela y ayuda de nuestro maestro David.
Sumando que Rubén (alias Hida-Hattori) está en plena construcción de su ejército 53.Ancient British (Libro II) y el reglamento aún no lo tenemos por la mano, decidimos hacer una batalla de 200 puntos, aunque sin seguir las especificaciones del reglamento oficial; simplemente dejamos el ancho de la mesa en 1,2 metros (2400 pasos) y organizamos la lista como cada uno le pareció conveniente.
Me gustó hacerlo así más que organizar un ejército en miniatura, creo que se parece más a una batalla a 400, simulando el combate entre cuerpos de batalla de ejércitos mayores. Además sirve como base de experimentos de formaciones y tácticas.

Pensábamos que acabaríamos la batalla con cierta rapidez. Ilusos…

Por cierto, estrenamos los terrenos planos a base de fotografías aéreas que ha estado fabricando Rubén.

Los britanos desembocaron en el llano con una masa de Wb y Ps y una columna de caballería ligera. Ambas dirigidas por generales montados en carro. Uno de ellos la mismísima reina Boadicea.

Macedonia se presentó con un ejército lento, basado en 3 elefantes, apoyados por los Auxiliares tracios superiores y los Ps agrianos también superiores. Esta era la agrupación destinada a intentar vencer la masa de Wb. Además decidí probar a completar el ejército con infantería pesada, hoplitas mercenarios y piqueros con sólo dos unidades de compañeros Kn(F) en cuña. Uno de ellos SGen.
Consideré incrementar la capacidad de maniobra del cuerpo principal de batalla, dividiéndolo en dos cuerpos y añadiendo a cada uno parte de la infantería pesada y los caballeros. De esta forma la línea principal podría disfrutar de los Pips de dos generales. La idea era combatir en un espacio reducido para facilitar el mando y usar picas y lanzas para cubrir los flancos de la caballería enemiga.
Era una idea y otro día será otra. Es la gracia del juego, no hay dos batallas iguales.

Pero sigamos la narración de la batalla gracias a la crónica de primera mano que nos ha dejado el portaestandarte Philemon, que acompañaba aquella jornada al valeroso general Condosco, comandante del ala izquierda macedónica.
Al final está la serie de imágenes que ilustran la acción.


La Crónica del portaestandarte Philemon.

Una vez más íbamos a pelear con verdaderos salvajes, si un día son escotos otro día son icenos, pero todos se pintarrajean igual de azul.
Y para variar la posición era una porquería, a la derecha se levantaban las montañas y no habría problema, pero la izquierda… la izquierda era un colador.
Apenas teníamos caballería, una brigada de compañeros y nuestra unidad de la guardia del general. El resto eran pies planos cargados de bronce hasta las muelas.
¿Dónde se había visto semejante despropósito? Pero es lo que había. El frente lo ocupaban los apestosos elefantes y una panda de tracios y agrianos, eso sí, valientes como pocos. Les iba a tocar bailar con la más fea. Detrás, como reserva, más pies planos y el comandante en jefe, Nicanor.

Con la salida del sol ya estábamos en línea, esperando el té.
Los iceni venían cargaditos, pero de otra cosa.
Una nube de caballería ligera empezó a corretear frente a nuestra maldita izquierda, pero repentinamente una columna se lanzó a galope hacia el centro, sin duda para atacar a los elefantes.
Con perfecta disciplina nuestros ligeros avanzaron por delante de los elefantes y cubrieron todo el frente, ante tan sabia maniobra, la caballería icena dio media vuelta y si te he visto no me acuerdo.
En fin, vuelta a empezar con organizar la línea otra vez.
Entre tanto los caballitos icenos comenzaron con un “interesantímo” juego de idas y venidas a lo largo de la j… izquierda que duró toda la fiesta y que sólo logró que a nuestros chicos les saliesen ampollas hasta en el ombligo. No fue hasta el final que se decidieron a probar la punta de nuestras lanzas.

Por fin se produjo el encontronazo entre sus guerreros y nuestra línea. La batalla fue sangrienta de buen inicio y pronto los elefantes comenzaron a aplastar azulones.
Pero también vimos como un par de unidades de agrianos se retiraban agotadas y sangrando. Mala señal, nuestra línea era muy delgada y no nos podíamos permitir bajas tan rápidamente. Los piqueros de la reserva central se movían también hacia la izquierda porque, al avanzar nuestra línea, el agujero de la maldita izquierda era cada vez más grande.

El general Condosco estaba que se subía por la paredes, nuestra posición, ligeramente retrasada, estaba en el extremo izquierdo de la línea y teníamos fila siete para ver la escabechina pero con la mosca en la oreja, pendientes de ver los paseíllos de los jinetes enemigos.

Unos cuantos guerreros icenos estaban justo a nuestro frente y podían envolver el extremo de la línea de infantería, Condosco ordenó a la brigada de compañeros lanzarse sobre aquellos guerreros. También podíamos ver a través de la polvareda un grupo de carros de batalla, sin duda un general enemigo.
En aquel instante oímos un horrendo barrito que presagiaba el desastre. El elefante más cercano estaba de pie sobre sus patas traseras y sangrando por mil heridas. Era el último de su grupo. Ya teníamos una brecha y la pérdida de los agrianos nos dejaba sin recursos para cerrarla.

Condosco no pudo aguantarse más y en cuanto vio que los jinetes volvían a darse la vuelta alejándose, nos ordenó cargar derechitos hacia los carros enemigos, ¡íbamos más solos que la una por Zeus!

El peso de la carga falló y quedamos enzarzados en combate, un torbellino de galopadas y carreras de carros, lanzazos, polvo y sangre.

Perdí de vista el resto de la batalla ocupado como estaba salvando mi estandarte de los feroces icenos. Mi general me ordenó retrasarme para hacer señales y pedir apoyo a los piqueros que avanzaban tras de nosotros. Cuando por fin llegaron, pudieron flanquear al enemigo y lanzamos otra arremetida desesperada pero inexplicablemente el enemigo resistió. Nuestros caballos resoplaban por los ollares, entonces oímos un grito de victoria… pero no era en griego.
Nuestra brigada de compañeros estaba destruida, los supervivientes huían al galope y más allá, la polvareda indicaba que el enemigo ya estaba avanzando muy a nuestra retaguardia, aún así, más allá de sus columnas, alcancé a ver como el resto de nuestros elefantes todavía combatían, cada vez más solos.

La situación era desesperada, un grupo de enemigos se aproximaba a nuestra retaguardia. Sólo nos quedaba lanzar una última carga, nuestras picas acosaban al enemigo y aún podíamos derrotar a su general. Agité el estandarte argeada y me lancé tras mi general. Condosco atacó directamente el carro de mando enemigo y lanceó a un tripulante, pero no pudo esquivar el ataque del mismísimo general iceno. Cayó del caballo pesadamente y las ruedas del carro aplastaron su cadáver.
No hizo falta más. ¡Tebano el último!
Dimos media vuelta sólo para ser atrapados por los guerreros que nos rodeaban, logré salir de aquella matanza a uña de caballo.
La llanura estaba atestada de grupos de los nuestros mezclados con masas enemigas que avanzaban sin control, ya cerca de nuestro campamento atrapé a mi colega Maimón, el portaestandarte del general Nicanor, que corría desesperado, lo subí a la grupa y entre las sombras del atardecer escapamos furtivamente.







Las flechas de abajo, debían ser azules. Pardiez!





















La última carga de Condosco.
La caída de la noche.
Extraído del libro de las "Kronikas Philemonianas" Las aventuras y desventuras del Portaestandarte Philemon de Pella.

jueves, 13 de noviembre de 2008

Saetas sobre el mar

La batalla de les Illes Formigues
Para iniciar la serie de historias de guerra he querido quedarme cerca de casa y dedicar el post a un hecho de las armas catalanas.

Así pues ésta es la historia del combate naval de les Illes Formigues, que tuvo lugar el 27/28 de julio de 1285. También conocida como batalla de Sant Feliu de Guixols.
Para comenzar es necesario hacer una aclaración, pues según las fuentes, el nombre de la batalla se aplica también a otra que tuvo lugar un mes más tarde. Yo me quedo con la información de la Història Militar de Catalunya de Xavier Hernández.
Me interesa la batalla de julio, porque siendo mucho más pequeña que la segunda, es menos conocida y además fue un combate extremadamente desigual.

Aquel día de julio de 1285, 11 galeras zarpadas de Barcelona se enfrentaron a 24 galeras francesas y provenzales y el resultado fue una aplastante victoria catalana.
Pero antes de entrar en detalles es necesario situar la acción en su contexto histórico.
¡Y el contexto es el de una cruzada contra la Corona de Aragón!
¿Cómo se había llegado a esta situación?

Contexto histórico
Retrocedamos hasta el año 1277. Tras la muerte de Jaume I el Conqueridor, su hijo Pere, que será conocido como "El Gran", hereda la Corona como Pere III de Aragón, I de València y II de Barcelona.
Pere el Gran ha quedado en la historia como uno de los dirigentes más arrojados y capaces en el aspecto militar. Era un hábil estratega y táctico. A diferencia de su padre, dirigía personalmente sus ejércitos y llegaba a participar directamente en los combates si era preciso. Tenía intuición, capacidad de cálculo y audacia en sus soluciones. Y además, en la mayoría de ocasiones, tuvo como aliada a la fortuna. No en vano el mismo Napoleón, cuando iba a ascender a un general, preguntaba si tenía suerte.
Se ganó la confianza y admiración de sus tropas, entre ellas contaba especialmente con los almogávares, que le hubieran seguido hasta el mismo infierno.

¿Cuál era la situación estratégica cuando el rey Pere ascendió al trono?
Tras la batalla de Muret en 1213, las aspiraciones en Occitania habían quedado cortadas para siempre. Hacia el sur, dentro de la península tampoco quedaba más espacio pues el Tratado de Cazola (1179) cedía el área de Murcia a la órbita de Castilla.

En este contexto la única vía de expansión estaba en el Mediterráneo.

El dominio comercial y político del Mediterráneo Central pasaba por un eje geográfico muy claro: Sicilia y Túnez.
Francia y la Casa de Anjou presionaban también hacia el Sur. San Luis de Francia había muerto el 1270 en la cruzada contra Túnez. Y los angevinos tenían el control del Sicilia y el sur de Italia.
El rey Pere fundaba sus aspiraciones sobre Sicilia en que estaba casado con Constanza de Sicilia, hija del anterior rey expulsado por los angevinos.

Este era el escenario del enfrentamiento inevitable entre la Corona de Aragón y la Casa Anjou, que a su vez tenía total apoyo del rey de Francia, Felipe III el Atrevido y del Papado. En 1281 el Papa era Martín IV, que había sido impuesto por Carlos de Anjou.

Guerra en Sicilia
Los hechos se precipitan con la revuelta antifrancesa de Sicilia del 31 de marzo de 1282, las Vísperas Sicilianas, en la que se produce una matanza de franceses en toda la isla. Acto seguido los sicilianos piden a Pere su ayuda ofreciéndole el reino.

Empieza entonces la guerra de Sicilia, en la que además de la ocupación de la isla y la expulsión de los angevinos se producen diversas batallas navales pues el dominio del mar es vital en esta campaña.

Tiene lugar la batalla de Nicótera, en la que la escuadra catalana derrota a la angevina a pesar de estar en clara inferioridad numérica, la ocupación de Malta y Gozo, las victorias navales de Nápoles y de las Querquenes. Y además el curioso hecho de la batalla judicial, que por sí sólo necesitaría una entrada dedicada.

Carlos de Anjou, muere el 7 de enero de 1285 con la angustia de tener a su hijo prisionero de los catalanes, capturado por Roger de Lluria en la batalla de Nápoles.

La cruzada
Todo ello lleva a la acción del Papa, excomulgando a Pere el Gran y proclamando una cruzada en la cualquier príncipe de la cristiandad puede apropiarse de los reinos de la corona de Aragón. La cruzada es evidentemente aceptada por Felipe el Atrevido, ansioso de tomar venganza y de paso expandir su reino.

Las operaciones se desarrollan en tierras catalanas, tras forzar las defensas del Coll del Panissars (el Pertús) rodeándolas por el Coll de la Massana, los franceses asedian Girona. La defensa del Rey Pere consiste en una lenta retirada basada en la orografía, las fortalezas y en eludir cualquier batalla campal con los caballeros franceses pues sabe que no se les puede oponer.

Las líneas de comunicación y abastecimiento de los cruzados son marítimas, desde los puertos de la costa occitana, mediante una flota de cargueros protegida por 100 galeras. El dominio de la costa es vital para los franceses.

Para defender Barcelona se crea una escuadra de urgencia de 11 galeras, pues el grueso de la flota está en Sicilia bajo mando de Roger de Lluria y tardará semanas en estar aparejada. Está capitaneada por los burgueses Mallol y Marquet.

Debido al acoso de la ciudadanía que duda del valor de la escuadra, varada en la playa de Barcelona, y las noticias de los éxitos de los corsarios, que aguijonean las naves de transporte francesas, la escuadra de Barcelona decide hacerse a la mar, en busca de franceses y de botín.

El combate. Mini Trafalgar a la catalana.
Los relatos de la batalla difieren bastante entre la crónica de Desclot y la de Muntaner y ambas son lógicas y bien explicadas. Como es Desclot el más cercano a los hechos, el relato está basado su crónica. La tarde del 27 de julio de 1285 la escuadra zarpó, llegando a la altura de Sant Feliu, una barca exploradora detecta la presencia en la zona de 24 galeras francesas.

La decisión es inmediata, se ordena preparar el ataque. Es el día 28.

Los franceses, bajo las órdenes del almirante Guillem de Lodena aceptan la batalla pues están en franca superioridad numérica. La escuadra se dispone en formación de media luna con el fin de envolver a las 11 galeras catalanas.

Los catalanes van a demostrar las características de las fuerzas navales catalanas de la época, una agresividad sin límites, plena confianza en la victoria y una ballestería demoledora.

La formación adoptada por Mallol y Marquet lo evidencia claramente. Disponen sus 11 galeras en dos columnas de ataque de 5 y 6, que apuntan directamente el centro de la formación francesa, donde está su galera capitana.

Esta formación recuerda nada más verla a la que adoptó Nelson en Trafalgar.
Dos columnas con objetivos claros, a saber, dividir la escuadra enemiga, privarla del mando lo antes posible y alcanzar superioridad numérica local que permita eliminar rápidamente unidades enemigas.

Fortuna audaces iuvat


Las tácticas navales de la época se basan en el disparo a distancia por ballesteros y el abordaje. Los ballesteros más reputados de la época son los genoveses, pero los catalanes no les van a la zaga. Desclot y Muntaner insisten repetidamente en sus crónicas de la gran capacidad de los ballesteros catalanes. Éste combate no es una excepción, los virotes de las ballestas catalanas arrasan las cubiertas francesas antes de pasar al abordaje.

En el combate que sigue 7 galeras francesas son atrapadas entre las dos columnas catalanas y quedan apresadas, incluida la capitana. Las galeras de los flancos huyen directamente o son rechazadas tras intentar participar en el combate y se retiran igualmente.
El resultado final señala el último factor de la forma de combatir de la época. Tras apresar a los nobles por los que se puede pedir rescate, el resto de prisioneros son agrupados en dos galeras que son hundidas. Muntaner da una cifra de 4000 bajas francesas por 400 catalanas, la mayoría heridos.

Cuando otra escuadra francesa acude a la zona, la escuadra catalana abandona las presas para escapar al amparo de la noche. Arriban a Barcelona el día 29 de julio.

Epílogo sangriento
En tierra las operaciones prosiguen a ritmo de asedio, el día de la Virgen de Agosto se produce un encuentro en el que una fuerza de almogávares es atrapada por los caballeros franceses, sin que los caballeros del rey Pere puedan impedirlo. Girona cae, pero los cruzados están tan debilitados por las enfermedades y una pestilencia atribuida a las moscas de la tumba profanada de Sant Narcís, que emprenden la retirada.
La escuadra de Roger de Lluria ya ha llegado. Los abastecimientos cruzados escasean y se produce la batalla definitiva de la cruzada, cuando la escuadra francesa es nuevamente derrotada, de nuevo en la zona de las Illes Formigues. En otra muestra de crueldad, los prisioneros son cegados y enviados al norte, encordados y dirigidos por uno al que han dejado tuerto. Los heridos son atados a una galera y arrastrados al fondo del mar.

En tierra el ejército cruzado debe volver a pasar el Coll de Panissars, ocupado otra vez por el ejército de Pere el Gran. Se pacta el paso de Felipe III y su sequito con la Oriflama. Después llega la masacre. Los almogávares reclaman venganza y el rey no puede o no quiere detenerlos.

Muret no se repitió.