jueves, 27 de noviembre de 2008

Bw(X) en dos pasos

En la lista del macedónico imperial existe una pequeña “rareza”. Se trata de la falange experimental con la que, según indica la descripción de la lista, experimentaba Alejandro poco antes dejar de ser un dios viviente.

Es la única posibilidad que tiene este ejército, que por definición es de armas combinadas, de disponer de tropas de tiro, si excluimos la pequeña aportación de la artillería.

Se trata de las Bw(X), una combinación de picas y arqueros o jabalineros que permite una doble función: combatir a distancia como arqueros (Bw) con apoyo al disparo por la fila trasera y en combate cuerpo a cuerpo como lanceros (Sp) también apoyados por fila trasera de lanzas. Estas tropas las volvemos a veer en otras listas como los bizantinos y también en los condottieri y borgoñones del siglo XV.

A raíz de los comentarios en el foro de Jonovi y Ricardo, que disponen de estas tropas para sus ejércitos, pensé en hacer algo sencillo que no me representase el esfuerzo de pintar nuevas Pk.

En la lista II.15 existen dos posibilidades para usar tales tropas, la primera sustituyendo hasta ¾ de los hipaspistas por la guardia persa y la segunda utilizando TODOS los falangitas.
Como de momento las probaré de forma experimental, he decidido crear la guardia persa, lo que me permite tener hasta 6 de estas Bw(X), una pequeña y bonita línea de batalla. Además, estas unidades de la guardia tienen el elemento posterior de Bw(S), lo que deja su coste total en 7+4 puntos, en equilibrio entre los 12 que costarían 2 Bw(S) y los 10 de dos Sp(O).

Hace un par de semanas, mientras husmeaba en mi tienda proveedora, mi mirada se posó en unas bolsitas con bases para DBx. ¡Alerta! Eran metálicas. Sin dudarlo me compré una con 10 bases 40x40mm.

Al llegar a casa, me fui directamente a la vitrina saqué unas picas, unos auxiliares con jabalina y psilois arqueros. Como mis bases están todas imantadas, el resultado fue rápido y excelente.
De esta forma mis hipaspistas se convierten en fabulosos Bw(X) de "quita y pon".

VOILA!




Bien, el siguiente paso será pintar los arqueros.

Siguiendo mi política de ahorro de esfuerzos, los arqueros me deben servir también para el proyecto del 2009, el ejército romano de la lista II.49 "tras las reformas de Mario".
Y una de sus variantes, en Asia, la alianza entre Casio y Bruto, permite hasta 8 Irr Bw(O).

Sol lucet omnibus

viernes, 21 de noviembre de 2008

Krónicas Philemonianas. I

Combate DBMM200 librado en el Club Tessen el día 15 de Nov.

Prefacio
En esta ocasión dos aprendices del Tessen de Gavá nos atrevimos por fin a librar una batalla sin la tutela y ayuda de nuestro maestro David.
Sumando que Rubén (alias Hida-Hattori) está en plena construcción de su ejército 53.Ancient British (Libro II) y el reglamento aún no lo tenemos por la mano, decidimos hacer una batalla de 200 puntos, aunque sin seguir las especificaciones del reglamento oficial; simplemente dejamos el ancho de la mesa en 1,2 metros (2400 pasos) y organizamos la lista como cada uno le pareció conveniente.
Me gustó hacerlo así más que organizar un ejército en miniatura, creo que se parece más a una batalla a 400, simulando el combate entre cuerpos de batalla de ejércitos mayores. Además sirve como base de experimentos de formaciones y tácticas.

Pensábamos que acabaríamos la batalla con cierta rapidez. Ilusos…

Por cierto, estrenamos los terrenos planos a base de fotografías aéreas que ha estado fabricando Rubén.

Los britanos desembocaron en el llano con una masa de Wb y Ps y una columna de caballería ligera. Ambas dirigidas por generales montados en carro. Uno de ellos la mismísima reina Boadicea.

Macedonia se presentó con un ejército lento, basado en 3 elefantes, apoyados por los Auxiliares tracios superiores y los Ps agrianos también superiores. Esta era la agrupación destinada a intentar vencer la masa de Wb. Además decidí probar a completar el ejército con infantería pesada, hoplitas mercenarios y piqueros con sólo dos unidades de compañeros Kn(F) en cuña. Uno de ellos SGen.
Consideré incrementar la capacidad de maniobra del cuerpo principal de batalla, dividiéndolo en dos cuerpos y añadiendo a cada uno parte de la infantería pesada y los caballeros. De esta forma la línea principal podría disfrutar de los Pips de dos generales. La idea era combatir en un espacio reducido para facilitar el mando y usar picas y lanzas para cubrir los flancos de la caballería enemiga.
Era una idea y otro día será otra. Es la gracia del juego, no hay dos batallas iguales.

Pero sigamos la narración de la batalla gracias a la crónica de primera mano que nos ha dejado el portaestandarte Philemon, que acompañaba aquella jornada al valeroso general Condosco, comandante del ala izquierda macedónica.
Al final está la serie de imágenes que ilustran la acción.


La Crónica del portaestandarte Philemon.

Una vez más íbamos a pelear con verdaderos salvajes, si un día son escotos otro día son icenos, pero todos se pintarrajean igual de azul.
Y para variar la posición era una porquería, a la derecha se levantaban las montañas y no habría problema, pero la izquierda… la izquierda era un colador.
Apenas teníamos caballería, una brigada de compañeros y nuestra unidad de la guardia del general. El resto eran pies planos cargados de bronce hasta las muelas.
¿Dónde se había visto semejante despropósito? Pero es lo que había. El frente lo ocupaban los apestosos elefantes y una panda de tracios y agrianos, eso sí, valientes como pocos. Les iba a tocar bailar con la más fea. Detrás, como reserva, más pies planos y el comandante en jefe, Nicanor.

Con la salida del sol ya estábamos en línea, esperando el té.
Los iceni venían cargaditos, pero de otra cosa.
Una nube de caballería ligera empezó a corretear frente a nuestra maldita izquierda, pero repentinamente una columna se lanzó a galope hacia el centro, sin duda para atacar a los elefantes.
Con perfecta disciplina nuestros ligeros avanzaron por delante de los elefantes y cubrieron todo el frente, ante tan sabia maniobra, la caballería icena dio media vuelta y si te he visto no me acuerdo.
En fin, vuelta a empezar con organizar la línea otra vez.
Entre tanto los caballitos icenos comenzaron con un “interesantímo” juego de idas y venidas a lo largo de la j… izquierda que duró toda la fiesta y que sólo logró que a nuestros chicos les saliesen ampollas hasta en el ombligo. No fue hasta el final que se decidieron a probar la punta de nuestras lanzas.

Por fin se produjo el encontronazo entre sus guerreros y nuestra línea. La batalla fue sangrienta de buen inicio y pronto los elefantes comenzaron a aplastar azulones.
Pero también vimos como un par de unidades de agrianos se retiraban agotadas y sangrando. Mala señal, nuestra línea era muy delgada y no nos podíamos permitir bajas tan rápidamente. Los piqueros de la reserva central se movían también hacia la izquierda porque, al avanzar nuestra línea, el agujero de la maldita izquierda era cada vez más grande.

El general Condosco estaba que se subía por la paredes, nuestra posición, ligeramente retrasada, estaba en el extremo izquierdo de la línea y teníamos fila siete para ver la escabechina pero con la mosca en la oreja, pendientes de ver los paseíllos de los jinetes enemigos.

Unos cuantos guerreros icenos estaban justo a nuestro frente y podían envolver el extremo de la línea de infantería, Condosco ordenó a la brigada de compañeros lanzarse sobre aquellos guerreros. También podíamos ver a través de la polvareda un grupo de carros de batalla, sin duda un general enemigo.
En aquel instante oímos un horrendo barrito que presagiaba el desastre. El elefante más cercano estaba de pie sobre sus patas traseras y sangrando por mil heridas. Era el último de su grupo. Ya teníamos una brecha y la pérdida de los agrianos nos dejaba sin recursos para cerrarla.

Condosco no pudo aguantarse más y en cuanto vio que los jinetes volvían a darse la vuelta alejándose, nos ordenó cargar derechitos hacia los carros enemigos, ¡íbamos más solos que la una por Zeus!

El peso de la carga falló y quedamos enzarzados en combate, un torbellino de galopadas y carreras de carros, lanzazos, polvo y sangre.

Perdí de vista el resto de la batalla ocupado como estaba salvando mi estandarte de los feroces icenos. Mi general me ordenó retrasarme para hacer señales y pedir apoyo a los piqueros que avanzaban tras de nosotros. Cuando por fin llegaron, pudieron flanquear al enemigo y lanzamos otra arremetida desesperada pero inexplicablemente el enemigo resistió. Nuestros caballos resoplaban por los ollares, entonces oímos un grito de victoria… pero no era en griego.
Nuestra brigada de compañeros estaba destruida, los supervivientes huían al galope y más allá, la polvareda indicaba que el enemigo ya estaba avanzando muy a nuestra retaguardia, aún así, más allá de sus columnas, alcancé a ver como el resto de nuestros elefantes todavía combatían, cada vez más solos.

La situación era desesperada, un grupo de enemigos se aproximaba a nuestra retaguardia. Sólo nos quedaba lanzar una última carga, nuestras picas acosaban al enemigo y aún podíamos derrotar a su general. Agité el estandarte argeada y me lancé tras mi general. Condosco atacó directamente el carro de mando enemigo y lanceó a un tripulante, pero no pudo esquivar el ataque del mismísimo general iceno. Cayó del caballo pesadamente y las ruedas del carro aplastaron su cadáver.
No hizo falta más. ¡Tebano el último!
Dimos media vuelta sólo para ser atrapados por los guerreros que nos rodeaban, logré salir de aquella matanza a uña de caballo.
La llanura estaba atestada de grupos de los nuestros mezclados con masas enemigas que avanzaban sin control, ya cerca de nuestro campamento atrapé a mi colega Maimón, el portaestandarte del general Nicanor, que corría desesperado, lo subí a la grupa y entre las sombras del atardecer escapamos furtivamente.







Las flechas de abajo, debían ser azules. Pardiez!





















La última carga de Condosco.
La caída de la noche.
Extraído del libro de las "Kronikas Philemonianas" Las aventuras y desventuras del Portaestandarte Philemon de Pella.

jueves, 13 de noviembre de 2008

Saetas sobre el mar

La batalla de les Illes Formigues
Para iniciar la serie de historias de guerra he querido quedarme cerca de casa y dedicar el post a un hecho de las armas catalanas.

Así pues ésta es la historia del combate naval de les Illes Formigues, que tuvo lugar el 27/28 de julio de 1285. También conocida como batalla de Sant Feliu de Guixols.
Para comenzar es necesario hacer una aclaración, pues según las fuentes, el nombre de la batalla se aplica también a otra que tuvo lugar un mes más tarde. Yo me quedo con la información de la Història Militar de Catalunya de Xavier Hernández.
Me interesa la batalla de julio, porque siendo mucho más pequeña que la segunda, es menos conocida y además fue un combate extremadamente desigual.

Aquel día de julio de 1285, 11 galeras zarpadas de Barcelona se enfrentaron a 24 galeras francesas y provenzales y el resultado fue una aplastante victoria catalana.
Pero antes de entrar en detalles es necesario situar la acción en su contexto histórico.
¡Y el contexto es el de una cruzada contra la Corona de Aragón!
¿Cómo se había llegado a esta situación?

Contexto histórico
Retrocedamos hasta el año 1277. Tras la muerte de Jaume I el Conqueridor, su hijo Pere, que será conocido como "El Gran", hereda la Corona como Pere III de Aragón, I de València y II de Barcelona.
Pere el Gran ha quedado en la historia como uno de los dirigentes más arrojados y capaces en el aspecto militar. Era un hábil estratega y táctico. A diferencia de su padre, dirigía personalmente sus ejércitos y llegaba a participar directamente en los combates si era preciso. Tenía intuición, capacidad de cálculo y audacia en sus soluciones. Y además, en la mayoría de ocasiones, tuvo como aliada a la fortuna. No en vano el mismo Napoleón, cuando iba a ascender a un general, preguntaba si tenía suerte.
Se ganó la confianza y admiración de sus tropas, entre ellas contaba especialmente con los almogávares, que le hubieran seguido hasta el mismo infierno.

¿Cuál era la situación estratégica cuando el rey Pere ascendió al trono?
Tras la batalla de Muret en 1213, las aspiraciones en Occitania habían quedado cortadas para siempre. Hacia el sur, dentro de la península tampoco quedaba más espacio pues el Tratado de Cazola (1179) cedía el área de Murcia a la órbita de Castilla.

En este contexto la única vía de expansión estaba en el Mediterráneo.

El dominio comercial y político del Mediterráneo Central pasaba por un eje geográfico muy claro: Sicilia y Túnez.
Francia y la Casa de Anjou presionaban también hacia el Sur. San Luis de Francia había muerto el 1270 en la cruzada contra Túnez. Y los angevinos tenían el control del Sicilia y el sur de Italia.
El rey Pere fundaba sus aspiraciones sobre Sicilia en que estaba casado con Constanza de Sicilia, hija del anterior rey expulsado por los angevinos.

Este era el escenario del enfrentamiento inevitable entre la Corona de Aragón y la Casa Anjou, que a su vez tenía total apoyo del rey de Francia, Felipe III el Atrevido y del Papado. En 1281 el Papa era Martín IV, que había sido impuesto por Carlos de Anjou.

Guerra en Sicilia
Los hechos se precipitan con la revuelta antifrancesa de Sicilia del 31 de marzo de 1282, las Vísperas Sicilianas, en la que se produce una matanza de franceses en toda la isla. Acto seguido los sicilianos piden a Pere su ayuda ofreciéndole el reino.

Empieza entonces la guerra de Sicilia, en la que además de la ocupación de la isla y la expulsión de los angevinos se producen diversas batallas navales pues el dominio del mar es vital en esta campaña.

Tiene lugar la batalla de Nicótera, en la que la escuadra catalana derrota a la angevina a pesar de estar en clara inferioridad numérica, la ocupación de Malta y Gozo, las victorias navales de Nápoles y de las Querquenes. Y además el curioso hecho de la batalla judicial, que por sí sólo necesitaría una entrada dedicada.

Carlos de Anjou, muere el 7 de enero de 1285 con la angustia de tener a su hijo prisionero de los catalanes, capturado por Roger de Lluria en la batalla de Nápoles.

La cruzada
Todo ello lleva a la acción del Papa, excomulgando a Pere el Gran y proclamando una cruzada en la cualquier príncipe de la cristiandad puede apropiarse de los reinos de la corona de Aragón. La cruzada es evidentemente aceptada por Felipe el Atrevido, ansioso de tomar venganza y de paso expandir su reino.

Las operaciones se desarrollan en tierras catalanas, tras forzar las defensas del Coll del Panissars (el Pertús) rodeándolas por el Coll de la Massana, los franceses asedian Girona. La defensa del Rey Pere consiste en una lenta retirada basada en la orografía, las fortalezas y en eludir cualquier batalla campal con los caballeros franceses pues sabe que no se les puede oponer.

Las líneas de comunicación y abastecimiento de los cruzados son marítimas, desde los puertos de la costa occitana, mediante una flota de cargueros protegida por 100 galeras. El dominio de la costa es vital para los franceses.

Para defender Barcelona se crea una escuadra de urgencia de 11 galeras, pues el grueso de la flota está en Sicilia bajo mando de Roger de Lluria y tardará semanas en estar aparejada. Está capitaneada por los burgueses Mallol y Marquet.

Debido al acoso de la ciudadanía que duda del valor de la escuadra, varada en la playa de Barcelona, y las noticias de los éxitos de los corsarios, que aguijonean las naves de transporte francesas, la escuadra de Barcelona decide hacerse a la mar, en busca de franceses y de botín.

El combate. Mini Trafalgar a la catalana.
Los relatos de la batalla difieren bastante entre la crónica de Desclot y la de Muntaner y ambas son lógicas y bien explicadas. Como es Desclot el más cercano a los hechos, el relato está basado su crónica. La tarde del 27 de julio de 1285 la escuadra zarpó, llegando a la altura de Sant Feliu, una barca exploradora detecta la presencia en la zona de 24 galeras francesas.

La decisión es inmediata, se ordena preparar el ataque. Es el día 28.

Los franceses, bajo las órdenes del almirante Guillem de Lodena aceptan la batalla pues están en franca superioridad numérica. La escuadra se dispone en formación de media luna con el fin de envolver a las 11 galeras catalanas.

Los catalanes van a demostrar las características de las fuerzas navales catalanas de la época, una agresividad sin límites, plena confianza en la victoria y una ballestería demoledora.

La formación adoptada por Mallol y Marquet lo evidencia claramente. Disponen sus 11 galeras en dos columnas de ataque de 5 y 6, que apuntan directamente el centro de la formación francesa, donde está su galera capitana.

Esta formación recuerda nada más verla a la que adoptó Nelson en Trafalgar.
Dos columnas con objetivos claros, a saber, dividir la escuadra enemiga, privarla del mando lo antes posible y alcanzar superioridad numérica local que permita eliminar rápidamente unidades enemigas.

Fortuna audaces iuvat


Las tácticas navales de la época se basan en el disparo a distancia por ballesteros y el abordaje. Los ballesteros más reputados de la época son los genoveses, pero los catalanes no les van a la zaga. Desclot y Muntaner insisten repetidamente en sus crónicas de la gran capacidad de los ballesteros catalanes. Éste combate no es una excepción, los virotes de las ballestas catalanas arrasan las cubiertas francesas antes de pasar al abordaje.

En el combate que sigue 7 galeras francesas son atrapadas entre las dos columnas catalanas y quedan apresadas, incluida la capitana. Las galeras de los flancos huyen directamente o son rechazadas tras intentar participar en el combate y se retiran igualmente.
El resultado final señala el último factor de la forma de combatir de la época. Tras apresar a los nobles por los que se puede pedir rescate, el resto de prisioneros son agrupados en dos galeras que son hundidas. Muntaner da una cifra de 4000 bajas francesas por 400 catalanas, la mayoría heridos.

Cuando otra escuadra francesa acude a la zona, la escuadra catalana abandona las presas para escapar al amparo de la noche. Arriban a Barcelona el día 29 de julio.

Epílogo sangriento
En tierra las operaciones prosiguen a ritmo de asedio, el día de la Virgen de Agosto se produce un encuentro en el que una fuerza de almogávares es atrapada por los caballeros franceses, sin que los caballeros del rey Pere puedan impedirlo. Girona cae, pero los cruzados están tan debilitados por las enfermedades y una pestilencia atribuida a las moscas de la tumba profanada de Sant Narcís, que emprenden la retirada.
La escuadra de Roger de Lluria ya ha llegado. Los abastecimientos cruzados escasean y se produce la batalla definitiva de la cruzada, cuando la escuadra francesa es nuevamente derrotada, de nuevo en la zona de las Illes Formigues. En otra muestra de crueldad, los prisioneros son cegados y enviados al norte, encordados y dirigidos por uno al que han dejado tuerto. Los heridos son atados a una galera y arrastrados al fondo del mar.

En tierra el ejército cruzado debe volver a pasar el Coll de Panissars, ocupado otra vez por el ejército de Pere el Gran. Se pacta el paso de Felipe III y su sequito con la Oriflama. Después llega la masacre. Los almogávares reclaman venganza y el rey no puede o no quiere detenerlos.

Muret no se repitió.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

ENCUENTRO INESPERADO

Batalla librada el día 18 de octubre de 17 a 21. - en el local "El Informal" - club Tessen de Gavà.

Sirva además para contrarrestar cierta crítica al DBMM que leí hace poco tiempo en otro foro. Decía el crítico más o menos, que en DBMM cuando estaban los ejércitos en la mesa ya todo estaba determinado, pues todo lo que no hayas previsto en el plan y despliegue ya no podrás hacerlo.

Desde luego fue una batalla improvisada para mi, pues esa tarde esperaba enfrentarme a los prusianos de landmeister. Una hora antes supe que venía nuestro compañero Xavi con sus escoceses. De ahí, el título, "Encuentro inesperado".

Vista general de mi ejército antes del despliegue.


A Xavi lo conocía del Games Day, donde mediante un ataque nocturno plantó sus Wb ante mis adormiladas picas y las arrasó. (Ver "El Día de la Batalla").

Así pues me puse nervioso. Todo mi plan anti-prusianos al garete. Y estos escoceses tienen una combinación letal, pues aunque a sus picas puedo oponer las mías, la presencia de ese bloque de Wb de élite es muy peligroso y me obliga a disponer de toda mi tropa ligera que a su vez es frágil ante las picas.

Sin tiempo para más, usé una distribución clásica de tres mandos. Uno de infantería pesada, el segundo con los elefantes y los Ax y Ps superiores, más Ax(O) y LH(F) y tras ellos a esperar acontecimientos los compañeros del Rey (Kn(F) en cuña) y la LH.




El enemigo formó con un mando gigantesto de infantería ocupando todo el frente de batalla y dos mandos pequeños con la caballería, hacia a mi derecha.

Ellos movían primero.


El primer movimiento fue (no podía ser de otra forma siendo Xavi) sorprendente, la caballería escocesa se abrió en abanico, una parte para rodear mi derecha y es resto ¡cruzando su propio frente hacia mi izquierda!!!!!

Macedonia avanzó para intentar estrechar el espacio de maniobra y realizó un movimiento preventivo con la caballería. La foto es mala, pero necesaria para ilustrar esta fase:




El siguiente movimiento escocés aclaró sus intenciones: las Wb también se movieron en columna en dirección a mis piqueros, protegidas por una pantalla de LH y Cv.

Pretendía hacer lo mismo que la vez anterior pero a plena luz de día. ¡Qué descaro! ¡Qué brillante!




Busqué una solución drástica. Todo el mando de mi izquierda, la infantería pesada, dio media vuelta y disciplinadamente marchó hacia retaguardia. El objetivo era alejarlos del peligro y a la vez dejar el espacio para que mi caballería entrase por el hueco abierto para vérselas con los Wb y la caballería enemiga.

Esa era la segunda decisión importante, la de olvidar la amenaza de su caballería en mi flanco derecho: ¡A la porra el flanco, si quiere venir le espero! (creo que dije algo más soez).

Cumpliendo órdenes el grueso de mi caballería partió hacia el centro de la línea, aunque pensaba dejar alguna unidad de Kn y al general en una posición central para para dar mando al resto y actuar como reserva.



Como en la derecha mi mando ligero siguió avanzando obligó a actuar a la pantalla de LH escocesa, por lo que se produjo el primer enfrentamiento de la batalla:



Uno de mis elefantes hizo retroceder al enemigo pero el otro derrotó a su oponente dejando un hueco en la pantalla de LH. Fue entonces cuando a través del polvo vislumbré una unidad de Cv. Me pareció ver agitarse un estandarte e inocentemente pregunté a Xavi:

- Oye! ¿eso de ahí es un general?

Creo que oí el GLUPS! en su garganta.

La decisión estaba clara, el elefante avanzó barritando hacia el CinC escocés que decidió combatir...Y morir. Por desgracia el otro elefante fracasó y la LH hizo uso de su "quickill" y lo mató. He aquí la sangrienta escena:



Panorámica de la situación general de la batalla. El solitario elefante parecía condenado a ser rodeado y eliminado, pero resultó un hueso muy duro, acabó con otra caballería enemiga y como se verá pasó el resto de la batalla rodeado y enzarzado en un terrible duelo sin vencedores.





También se aprecia, que al olvidarme yo de la amenaza del flanco derecho, las Cv enemiga dieron media vuelta para regresar al centro de la batalla.

Vista de la caballería pesada, los "Compañeros", avanzando hacia el centro.




Para entonces mi caballería ya desplegaba en la izquierda, la infantería pesada se había vuelto a dar la vuelta y una falange avanzaba hacia el centro que con los elefantes muertos o avanzados, tenia un agujero enorme. La reserva de caballería con el general también avanzaba lentamente por el centro, observando como la caballería enemiga avanzaba sobre mi derecha. Además una parte de la caballería enemiga se desplazaba hacia mi izquierda. Desplegué hacía ellos a mis hoplitas mercenarios.



Por fin las picas (F) escocesas avanzaron y su caballería cayó en mi flanco izquierdo. Cometí allí un grave error al avanzar las dos unidades del extremo que estaban escalonadas, cuando las alineé con el resto fueron un bocado fácil, como puede verse en la foto. También se ve que la caballería escocesa de la izquierda ha desaparecido para rodear el TDificil. Y amenazar mi bagaje en retaguardia. Por ello encamino una falange de picas a protegerlo.




En esta fase de la batalla el combate es encarnizado, mi caballería y las picas han entrado en línea, el elefante sigue peleando. Por un pelo (un dado maldito) no gana sus combates. (después supe que en caso de ganarlo habría roto un mando de caballería enemiga).




Desgraciadamente, el tiempo se nos había echado encima y no podíamos culminar una batalla que estaba en el mejor momento.





En conjunto llevaba una pequeña ventaja, un mando enemigo desmotivado y apunto de ruptura, el otro de caballería, era también pequeño y creo que hubiera sufrido daños rápidamente ante mis Kn, pero la masa de infantería enemiga estaba aún casi intacta, aunque carecía de su general, un serio handicap. Por otra parte mi mando de infantería ligera estaba muy tocado y en una posición difícil ante las picas escocesas.

La batalla estaba aun por decidir. Pero disfruté muchísimo de ella y aprendí de la sabiduría de mi oponente Xavi y de nuestro árbitro y mentor David.

lunes, 3 de noviembre de 2008

Día de lluvia

¿Qué se puede hacer en un día de lluvia como ayer?

Pues si no hay ninguna batalla prevista ni se puede improvisar una, nada mejor que dedicar unas horas al noble arte de pintar soldaditos.

Bueno, además dediqué también un rato a un encargo muy especial.
El “caganer” de la oficina, una pieza histórica que siempre ha acompañado las fiestas navideñas de los compañeros de trabajo más veteranos.
El paso del tiempo había hecho mella en él, así que hace meses me ofrecí a “darle un repaso”, pero mi dedicación a los macedonios habían provocado un retraso que ante la cercanía de las fiestas se hacía ya inexcusable.

He aquí el resultado de un día de lluvia.

En primer lugar una unidad de caballería bactriana que sumar a mi ejército macedónico.
Sólo le falta acabar el terreno de la base.






Y nuestro querido "caganer".




DBMM

A alguno de los amigos lectores quizás le suene a chino esto del DBMM, así que incluiré sólo unas líneas introductorias con el fin de dar algo de luz a los profanos.

DBMM la abreviatura del latín “De Bellis Magistrorum Militum” o sea, “Sobre las guerras de los maestros de soldados”, es un juego de miniaturas para jugar a la guerra.

Propiamente dicho es un reglamento, pues todo lo demás necesario para jugar lo deben poner los jugadores. El reglamento permite simular batallas con ejércitos históricos desde la Edad del Bronce hasta el final de la Edad Media. Nada menos que 4.500 años de historia.

Para organizar los ejércitos se proporcionan unas listas que detallan casi 400 ejércitos históricos, agrupados en 4 libros según la época.

Libro I. La época de los carros. 3000 a.C. hasta 500 a.C.
Libro II. La época clásica. 500 a.C. hasta 476 d.C. (la caída Roma)
Libro III. La baja Edad Media. Hasta 1071 d.C.
Libro IV. La alta Edad Media. Hasta 1500 d.C.

Se puede jugar con ejércitos históricamente enfrentados, con ejércitos del mismo libro o bien librar batallas realmente “fantásticas” entre ejércitos separados por milenios. Pero el reglamento y el sistema de puntos de los ejércitos permite librarlas con unas condiciones mínimas de igualdad, el resto lo ponen los generales.

En las listas encontraremos tipos de tropas básicos, como caballeros pesados, caballería, caballería ligera, carros de batalla, piqueros, lanceros, espaderos, hostigadores, arqueros, ballesteros, honderos, hordas, guerreros, elefantes, artillería, naves de guerra, trenes de bagaje… y las posibles fortificaciones, elementos geográficos e incluso atmosféricos. Las listas de cada ejército pretenden que éste sea semejante al original, con unas tropas obligatorias y otras de libre elección, por ello aunque se juega habitualmente a 400 puntos, los jugadores suelen disponer de más puntos para tener algo de flexibilidad y confeccionar ejércitos pensando en el rival.

El reglamento determina el uso de las tropas, las clasifica históricamente y les asigna grados de potencia, resistencia y movimiento. Los movimientos se miden con reglas pues el campo de batallas es abierto, sin más marcas que la geografía generada de forma histórica y aleatoria a la vez.

El sistema de juego hace que el mando, el generalato, la planificación de la batalla y la realización de esos planes sean muy importantes. No lo es menos la voluntad de vencer, pues la moral de los jugadores tiene un valor tremendo. Aunque siempre queda un punto en el que el azar cuenta y eso no es menos histórico que la misma realidad.

Pero el DBMM además de jugar, determina todo un hobby. Como he comentado sólo proporciona un reglamento y las listas. El resto se debe construir y/o pintar. La mesa de juego, los elementos de escenografía y lo más importante, los soldados.

La escala típica es la de 15mm. Muchas marcas ofrecen tropas de casi todas las épocas. Y el esfuerzo definitivo suele ser pintar, pintar y seguir pintando. Algunos ejércitos necesitan de 500 figuritas, otros de bastantes menos pero no deja de ser una tarea ingente.

Hay jugadores que han optado por una solución más económica en todos los sentidos y muy digna, pues los resultados son sorprendentes. Los ejércitos de papel. Emulando a nuestros abuelos y padres que también jugaban con soldaditos recortables.

Finalmente, no se puede jugar sólo, así que probablemente lo más importante es que crea comunidad, compañerismo y amistad entre jugadores.