miércoles, 21 de enero de 2009

LAS MULAS DE MARIO

La transición al ejército profesional de Roma y la lista II.49 de DBMM.

El ejército romano evolucionó a lo largo de 1000 años. Fue reflejo de la sociedad a la que sirvió y tuvo papel fundamental en las convulsiones que provocaron los grandes cambios de la historia de Roma. Si hay que buscar un solo punto clave de esta larga historia, sin duda hay que situarlo en la fase final de la República que inexorablemente llevó al Principado.

Dentro del entorno político y social de la República, basado en un sistema de clases sociales, la legión republicana se basaba en esta división social que proporcionaba los diversos tipos de tropa en función de su capacidad económica.
Era un ejército de ciudadanos, que tenían el deber de servir en el ejército como parte de su condición exclusiva de ciudadanos de Roma.


Este modelo había ganado las guerras para afianzar Roma en el dominio de la península italiana y también había sido suficiente en las primeras fases de la expansión de la República. Había sido capaz de derrotar a Aníbal, enviando uno tras otro, ejércitos condenados a la destrucción pero que a base de cifras y tesón habían desgastado al enemigo hasta que la República fue capaz de encontrar un auténtico jefe en la persona de Escipión el Africano.


Pero esto no dejaba de ser una anomalía. Sólo Roma había sostenido ejércitos de milicia ciudadana hasta una fase de expansión tan avanzada como la que disfrutaba en el siglo II a.C. Su sistema de milicia funcionó gracias a dos factores: las reservas humanas y la disposición a la disciplina de la ciudadanía.
Según Polibio, justo antes de la Segunda Guerra Púnica, Roma y sus aliados podían disponer de una masa de 700.000 hombres en edad militar y con las propiedades necesarias para poder formar parte del ejército. Sólo gracias a estas enormes reservas pudo Roma absorber las terribles pérdidas de la guerra contra Aníbal.

Sin embargo existían una serie de debilidades estructurales que no podían soportar las nuevas necesidades militares provocadas por la expansión de Roma.
En primer lugar el carácter no permanente de las legiones. Cuando al final de una campaña se desmovilizaban los hombres, se perdía toda la experiencia acumulada. Aunque volviesen a enrolarse en una nueva leva, sería en una nueva unidad, con diferentes compañeros, diferentes mandos, porque tampoco existía una auténtica oficialidad, ni especialidades como la ingeniería militar.
Además, la expansión provocaba lejanía y prolongación de las campañas por varios años. Ya no existía la posibilidad de enriquecerse en las rápidas campañas de Italia, los ciudadanos soldados ya no volvían a casa para la cosecha, sus tierras se perdían y el servicio en las provincias lejanas era cada vez menos atractivo.

Cada nueva guerra comenzaba con costosas derrotas y nuevas levas. De todo ello se resentían clases medias, que empobrecidas tendían a desparecer, disminuyendo las reservas disponibles. Entre 180 y 155 a.C. se produjo un periodo de paz relativa, lo que aún perjudicó más la calidad del ejército. Cuando se produjeron las invasiones de cimbrios y teutones las nuevas legiones, mal dirigidas y mal entrenadas, fueron aplastadas.

En esta coyuntura ya se habían implementado de forma gradual muchas reformas, como la rebaja de la riqueza mínima necesaria para ser incluído en la leva. Pero es con la llegada al consulado de Mario cuando de alguna manera se hacen oficiales y en conjunto pasan a la historia como las Reformas de Mario.



El dibujo básico de estas reformas se puede trazar con las siguientes líneas:

  • La inclusión de los capite censi, los más pobres, en la leva, lo que abría toda la reserva humana al ejército.
  • La paga de una soldada que además permitiría a los soldados pagar el equipo facilitado por el estado.
  • Gracias a ello, se produjo una mayor integración de la panoplia del legionario.
  • Ampliación del periodo de enganche a 25 años.
  • Estabilización de las legiones en unidades permanentes, bien entrenadas, con un nuevo estandarte, el águila, con nombres propios, con esprit de corps.
  • Creación de una oficialidad profesional, especialización de los servicios, ingeniería, artillería y asedio.
  • Al desaparecer las diferencias de clase y armamento, desaparecen las tradicionales divisiones de la legión, creando un cuerpo único de infantería pesada, dividido en 10 cohortes, lo que confiere a la legión una nueva flexibilidad y capacidad de batalla.
  • Al establecer nuevos criterios de ciudadanía romana, desaparecen las antiguas legiones aliadas (alae), integrándose completamente en el ejército romano. Todas las tropas auxiliares, especialmente caballería y tropas ligeras y de disparo, se reclutan entre contingentes extranjeros que mantienen su propia forma de luchar y vestir.
  • Se aligera el tren de bagaje y cada legionario carga con todo su equipo, empaquetado en largas varas de horca y cargadas al hombro. Así se potencia la capacidad de marcha hasta los 30-50 Km diarios. Son las mulas de Mario.
  • Se asegura el futuro de los legionarios licenciados con pensiones y fincas en las provincias conquistadas, facilitando el proceso de romanización.

Había un doble filo en esta nueva arma, pues la fidelidad de los soldados iba a estar más ligada a sus generales que al estado.

En resumen, y casi como una paradoja, las necesidades bélicas de la república hacían imprescindible un cambio en el estamento militar. Se confirmó con la profesionalización del ejército romano, que se convirtió así en un arma completamente ofensiva, destinada a la conquista y ocupación. Y, quizás irremediablemente, ello llevó a la destrucción de los estamentos políticos que lo sustentaban. Los nuevos generales, verdaderos hombres fuertes de Roma, se habían de repartir el poder y combatir por él.
Las guerras civiles y de conquista acabarán con la vieja República para dar paso al Imperio.



Las mulas de Mario en DBMM. II.49
La lista de ejército definitiva, aparecida en libro II recientemente editado, contiene bastantes novedades sobre la anterior DBM, e incluso sobre la versión provisional beta de DBMM, así que yo he tenido que revisar en detalle mis prototipos ya preparados en el excel generador de ejércitos que tanto servicio nos está dando.

Repasemos los cambios más significativos.

A nivel de mandos, el CinC puede ir a pie escoltado por pretorianos Bd(S).

La masa principal de infantería legionaria puede llegar a sumar 48 Bd(O), mientras que si se desea incluir legiones novatas Bd(I) el mínimo serán 16 bases y se admiten hasta 24.
Con ello se pueden organizar grandes ejércitos de infantería pura y representar aquellos que fueron a la batalla sin ninguna experiencia, como fue el caso en diversas ocasiones.

Podemos incluir a Mario, Pompeyo, Lúculo y César como generales brillantes y en algunos casos ascender a masas de legionarios a terribles y carísimos Bd(S).
Sila, puede hacer uso de estacas FO como estratagema de obstáculo oculto.

Se incluye la novedad de poder volver a usar vélites o antesignani, legionarios destacados como escaramuzadores o tropas de asalto, hasta 1 de cada 8 Bd combatiendo como Ps(S).

La categoría de infantería ligera y auxiliar difiere poco de lo anterior. Se incluye toda la variedad de Ps ordinarios y superiores, regulares e irregulares, hasta 26 bases; mientras que en los Ax se mantienen los 6+6 superiores y desaparece la posibilidad de los 4 ligures ordinarios.

Sin duda es en la caballería donde están los cambios más notables, pues si en DBM sólo se podían reclutar 6 Irr Cv(O), ahora pueden ser hasta 8 Cv(O) Reg o Irr al gusto y además contar hasta 12 Irr Cv(I) a modo de reclutas novatos o poco fiables.

El complemento de LH queda como estaba: 6 LH(O) + 1 LH(F).

El otro punto con grandes cambios es evidentemente en el nuevo Bagaje, que además de proporcionar a los romanos una nueva dimensión táctica con su propio dado de PIP, debe estar protegido, si es ordinario, con TF.

Además el número de TF de campo es más limitado, un máximo de ½ de los Bd desplegados. También se incluyen TF propias para la artillería con el fin de crear posiciones artilleras que pueden ser muy interesantes en la batalla, sin embargo el máximo de unidades Art(O) pasa de 6 a 2.

Un detalle exótico: en ciertas situaciones, se permiten entre 16 y 36 bases Irr Wb(O). Para “dopar” al ejército romano, como diría un compañero.

Otra alternativa, aunque esta ya existía, es usar a Bruto y Casio para incluir masas de LH(F) y 8 Bw(O).

En conjunto, con los cambios aparecidos en la lista definitiva, el II.49 Marian Roman se convierte en un ejército más flexible y con muchas posibilidades de uso. Desde luego la “nueva” caballería le añade una dimensión completa. En mi opinión recoge con mayor precisión la realidad de aquellos ejércitos que reclutaban muchas tropas extranjeras auxiliares para complementar al núcleo de legionarios.
Y por supuesto, a la hora de crearlo y pintarlo, es imposible aburrirse.

Fuentes

El ejército romano, Adrian Goldsworthy

El ejército romano, Le Bohec

Grandes generales del ejército romano, Adrian Goldsworthy

6 comentarios:

Xavier Martí i Picó dijo...

¿Los LH (F) son los équites sagitarios?

Por cierto, un detalle que no sé si sabréis, pero que a mi me gustó en su momento: la soldada también se llamaba salario (igual que ahora) porqué se pagaba con sal.
Pero me pregunto si "soldada" hace referencia a que era el pago de los soldados.

Erwin dijo...

Bueno sí, en latín llamaban equites sagitarii a los arqueros a caballo.

Los de esta lista en concreto son arqueros a caballo sirios.
En la mod. de Bruto y Casio exige entre 3 y 15 arqueros a caballo "del este o tracios".

Sobre la "soldada", de hecho es al reves, es el "soldado" el que proviene del que es pagado con la moneda "solido".
Copio:
Voz patrimonial del latín solidus ‘sólido’ y como sustantivo ‘moneda sólida, consolidada (a diferencia de las demás, de valor escaso o variable)’, ‘cierta moneda de oro, ducado’, después ‘paga de soldado’, ‘paga de criado’ y ‘salario en general’. A la misma familia etimológica latina pertenecen consolidar , soldado , soldar , solidario y solípedo .

Xavier Martí i Picó dijo...

Claro, no me había percatado, entonces todo cuadra, un soldado es un "pagado"... no había caído, a veces soy un poco justito jeje

Juanjo dijo...

De lo que Carlos nos ha contado, lo que más interesante me ha parecido es el hecho de que en algunos periodos la verdadera fuerza del ejército romano no radicaba en su organización militar, sinó en la superioridad numérica. El hecho de que en ocasiones los romanos vencieran no por ser los mejor entrenados, sinó porque podían permitirse muchas bajas, es una visión que incluso me parece transgresora en los tiempos que corren.

Xavier Martí i Picó dijo...

Estoy de acuerdo, yo creía que lo de la superioridad numérica era invento de los soviéticos, pero veo que prevale eso de que todo está inventado. De todas maneras, considero que, como dijo un sabio militar oriental: "Llevar gente inexperta a la guerra es lo mismo que desperdiciarla."

Erwin dijo...

Sobre la superioridad numérica, yo diría que se trataba de un factor estratégico, más que táctico. Tenían las reservas suficientes y la determinación de crear nuevos ejércitos tras cada derrota.
Sufrían muchas derrotas porque a veces estos ejércitos estaban faltos de entrenamiento y aun peor dirigidos, pues el mando militar estaba supeditado al poder político.
Pero Roma siempre acababa encontrando un gran general capaz de hacer buen uso de las legiones y llevarlas a su mejor nivel. Como fueron Escipión, Mario, Sila, Emilio Paulo, Sertorio...

Siendo yo pequeño me quedó grabado el dicho: "las legiones de Roma son infinitas".
Pero no supe su verdadero significado hasta mucho después.