viernes, 30 de enero de 2009

LA CARGA DE LA BRIGADA LIGERA

El domingo por la mañana quedé con Sergi para practicar un poco DBMM.

Digo practicar porque ya sabíamos que nos iba a faltar tiempo y como Sergi está empezando a dar forma a su Classical Indian II.3 y hacía algún tiempo que no jugaba, pues eso, queríamos practicar con una partidilla rápida a 250 puntos.

Yo aprovechaba para alinear por vez primera a mis Bw(X) y quería ver cómo resultaban en batalla.

Lo cierto es que cuando suspendimos el combate, nos habíamos divertido tanto que decidí buscar en las krónikas Philemonianas a ver qué encontraba.

Kronika de Philemon
De cómo los camaradas de la brigada ligera se enfrentaron a los elefantes del yerno del Rey Poros.

Aquella mañana me levanté tarde. Más bien me levantaron a patadas cuando un paje real entró en mi tienda dando voces y le contesté en sueños que sólo un ratito más. El vino de resina de aquella región pega muy fuerte…

El caso es que cuando me presenté ante mi general enarbolando mi estandarte, todo el ejército se giró para mirarme, codeándose y partiéndose el culo mientras el jefe me largaba un broncazo. Me despachó furibundo y me envió a cargar con el pesado estandarte de infantería acompañando a las tropas auxiliares griegas.
(Tendría que ir con cuidadito).

Saludé con toda la elegancia que pude y salí a paso ligero cruzando el llano tras nuestras líneas camino de los auxiliares.
Pude ver ya formadas las nuevas unidades de la falange experimental, tras semanas de entrenamiento iban a combatir por primera vez. Formaban con filas de picas cortas al frente y una masa de arqueros alineada tras ellos. Muchos de los arqueros eran persas o capadocios.


Cuando me reuní con el comandante en jefe de los auxiliares comencé a temblar, pero no de miedo, sino porque la tierra se movía. Delante de nuestras posiciones la llanura se estrechaba entre las colinas de la derecha y un bosquecillo ante nuestra izquierda. Formado en una larga línea que ocupaba todo ese espacio, se acercaba el ejército indio.

Ante nosotros los temibles elefantes, con una pequeña escolta de psilois y más allá una enorme formación de arqueros de élite cuyo frente superaba con mucho el de nuestras falanges.



Las órdenes del general llegaron y se ejecutaron sin dilación.
La artillería focense se mueve rápidamente a la izquierda para poder tener a tiro a los elefantes. Los agrianos y auxiliares tracios se avanzan cubriendo el flanco de la artillería y nosotros nos ponemos en marcha para tapar el hueco creado hasta el flanco de las falanges experimentales.
En medio de este pandemonio, el mando de caballería se divide en dos agrupaciones, las brigadas ligeras avanzan y se abren hacia la izquierda para envolver los elefantes por el flanco y la caballería en columna se aleja tras las líneas para cubrir la retaguardia derecha, nuestros psilois han informado que la caballería india pretende rodear las montañas.
Sin embargo, a pesar del tremendo caos, la nueva disposición surte efecto y nuestra línea se preparara para recibir a los elefantes.

Entre nuestras falanges y los arqueros se entabla un concurso de tiro que duraría toda la batalla, con las líneas oscilando adelante y atrás. Incluso por un instante nuestros piqueros llegan al cuerpo a cuerpo con el enemigo pero no conseguirán hacer mella. Sólo los psilois y los tracios sufrirán algunas bajas.



Ante mí tendría lugar lo más enconado del combate. Los elefantes se abalanzan sobre nuestra LH. Los caballos se encabritan, huelen a los monstruos y con los ojos desorbitados por el pánico se revuelven entre los gigantes, todo es inútil, las dos brigadas de vanguardia son destruídas.
Mal empiezan las cosas.

Es la hora de los artilleros. Estoy muy cerca de ellos y los veo sudar mientras cargan su ballesta pesada y accionan las palancas tensoras. Hacia ellos viene un elefante escoltado por unos cuantos psilois. Apuntan. Disparan.

El virote pesado sale disparado, veo una explosión de sangre cuanto atraviesa la cabeza de un psiloi y acto seguido se clava en la boca del paquidermo.
Mi comandante me grita al oído: - ¡Tome nota de sus nombres, irán recomendados!




Casi de inmediato se oye otro berrido de dolor, por fin los escitas han rodeado el flanco de los elefantes y acosan con sus flechas los flancos de las bestias, la primera de ellas cae derribada sin compasión.



Pero el resto de los elefantes sigue empujando adelante, aniquilan otra brigada ligera, ¡por Ares! ¡Ya hemos perdido tres! La escolta de psilois alcanza la ballesta antes que los agrianos puedan protegerla y matan su dotación.

Mi comandante nos ordena retroceder unos pasos, algunas flechas indias están cayendo cerca. Me comenta lacónicamente: - Philemon, la mención que sea a título póstumo.



Sin embargo, los elefantes están condenados, rodeados por tropas ligeras, acaban sucumbiendo, rodeados y acosados por todas partes. Su mando queda completamente roto.



Cuando empezábamos a dar las órdenes para rehacer la línea y atacar a los arqueros indios por su flanco roto, el cielo se abrió y un mar de lluvia comenzó a caer en forma de espesas cortinas de agua que apenas dejaban ver al enemigo. Los arqueros dejaron de disparar con sus cuerdas mojadas y el combate se detuvo de forma espontánea. Aún me pregunto de qué lado estaba Poseidón.

Habría otros días para seguir matando.

5 comentarios:

David Cantó dijo...

Buena crónica, como siempre. Pero, poniéndome pedante, ¿no sería más bien ¡Por Zeus! en lugar de ¡Por Júpiter!? :D

Erwin dijo...

Por júpiter!
es verdad, un lapsus producido por un empacho de Asterix.

Además te la has leído de cabo a rabo!

Xavier Martí i Picó dijo...

Puestos a pedantear que sea por Ares ;op

Erwin dijo...

Ajá! ya puse por Ares.

My blog dijo...

wow very nice

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